Durante una sesión de entrenamiento, ciertos cambios fisiológicos pueden alterar temporalmente la presión arterial. Esta respuesta del organismo, aunque parezca alarmante, se presenta en situaciones específicas y bajo ciertos factores. El descenso en los niveles de presión arterial puede estar asociado a los suplementos para los músculos , al tipo de actividad, la hidratación o condiciones clínicas preexistentes.
Según Nike, la disminución en la presión arterial puede ser por diferentes razones. Mientras se realiza esfuerzo físico, la presión arterial puede bajar por la vasodilatación periférica, porque los vasos sanguíneos se expanden para permitir un mayor flujo hacia los músculos activos. Esto provoca una reducción momentánea de la resistencia vascular y, con ello, una baja de presión. Otra causa relevante se encuentra en el retorno venoso. Al hacer ejercicio de pie, la sangre puede acumularse en las extremidades inferiores si no hay suficiente contracción muscular, lo cual disminuye el flujo de retorno al corazón.

¿Cuáles son los síntomas de la baja de presión arterial durante el ejercicio?
Los síntomas más frecuentes de la baja de presión arterial incluyen mareo, visión borrosa, debilidad o desmayo. Aunque suelen ser pasajeros, indican que el cuerpo no está compensando adecuadamente el gasto cardiovascular, especialmente si se repiten con frecuencia. Entre las condiciones clínicas asociadas se encuentra la hipotensión ortostática, que se manifiesta al cambiar de posición de forma rápida. También puede tratarse de una hipotensión mediada neuralmente, más común en personas jóvenes que permanecen de pie por periodos prolongados durante o después del ejercicio.
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¿Cuándo es preocupante la presión arterial baja al ejercitarse?
La caída de la presión arterial puede considerarse normal si ocurre de forma leve y sin síntomas graves. No obstante, cuando los valores descienden por debajo de los 90/60 mm Hg y se acompañan de señales persistentes como desmayo o confusión, se recomienda evaluación médica. En casos más severos, este descenso puede representar un riesgo mayor si hay deshidratación, pérdida de electrolitos o condiciones cardiovasculares subyacentes. La monitorización constante y una rutina adaptada ayudan a prevenir complicaciones.
En actividades físicas moderadas o intensas, el cuerpo ajusta la presión mediante mecanismos hormonales y nerviosos. Sin embargo, cuando estos sistemas fallan en compensar los cambios, el descenso se vuelve sintomático. El monitoreo con dispositivos de medición domésticos puede dar una referencia inicial. Aun así, los especialistas indican que solo una evaluación clínica completa puede confirmar si la hipotensión durante el ejercicio requiere tratamiento o modificación del entrenamiento.