Nunca nos vamos a cansar de repetir que los deportes son sinónimo de oportunidades, nuevas oportunidades para encontrar amigos, familia, estilo de vida saludable y alcanzar metas. La futbolista Nadia Nadim con su historia de vida nos lo puede comprobar.
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Nació en Afganistán es la segunda de cinco hermanas. Le tocó una infancia complicada ya que en su país vivía una guerra civil contra los talibanes, en dicho conflicto su papá perdió la vida cuando ella tan sólo tenía 8 años.
Su mamá quería un mejor futuro para ella y sus hijas así que decidió huir de Afganistán en búsqueda de más oportunidades, al primer lugar que llegaron fue Pakistán, después viajaron en barco a Italia, donde consiguieron pasaportes falsos y de esta manera a bordo de un camión viajaron durante más de 20 horas hasta llegar a Dinamarca, donde finalmente pudieron conseguir el estatus de refugiadas y Nadia la ilusión de jugar futbol.
“Junto al campo de refugiados, había un terreno de fútbol donde entrenaba un club local. cuando las vi jugar, me dije, quiero hacer lo mismo”
Hasta los 18 años Nadia empezó a practicarlo, en tan sólo 6 años pasó de jugar en Dinamarca a la Liga Femenil de Estados Unidos WNSL, una de las mejores del mundo. Sky Blue su primer equipo, aunque también pasó por Portland Thorns, hasta que en el 2018 regresó a Europa para jugar con el Machester City de Inglaterra y un año más tarde en el Paris Saint Germain de Francia, donde fue campeona de Liga. Actualmente milita en el Racing Lousville FC.
En la Selección Danesa también se consolidó ha disputado 98 encuentros y marcado 38 ocasiones. Y En sus zapatos de futbol lleva ambas banderas. La del país que le dio una segunda oportunidad y la de Afganistán la tierra que la hizo fuerte.
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En 2019 la UNESCO la reconoció como la “campeona del organismo” por su gran labor como deportista y la gran influencia que tiene en el sector educativo, siendo ejemplo de niñas y niños, al no sólo ser futbolista, está estudiando para ser cirujana plástica y poder apoyar a las personas que tienen lesiones tras participar en la guerra y por si fuera poco habla 11 idiomas con fluidez.
Sin duda Nadia Nadim, a sus 33 años nos demuestra que los imposibles no existen, cuando lo que sobra es intención.
