Durante décadas, las calles y los plantones fueron la principal bandera política de los líderes que hoy ocupan el Gobierno Federal. Sin embargo, en una paradoja política, esos mismos liderazgos hoy desacreditan las marchas ciudadanas que no provienen de su proyecto, calificándolas de “golpistas”, “clasistas” o “movilizaciones artificiales”.

El currículum de protestas de la presidenta Sheinbaum y López Obrador: De 1991 al 2006

Tanto la presidenta Claudia Sheinbaum como el expresidente Andrés Manuel López Obrador y el senador Gerardo Fernández Noroña construyeron sus carreras políticas con base en la movilización y la resistencia civil:

  • Andrés Manuel López Obrador: En 1991, como líder del PRD en Tabasco, encabezó el emblemático "Éxodo por la Democracia” desde su estado natal hasta el Zócalo capitalino, acusando fraude en elecciones locales. La protesta culminó en 2006 con el cierre de Paseo de la Reforma durante 47 días, bajo el lema “voto por voto, casilla por casilla”.
  • Claudia Sheinbaum: La actual presidenta acompañó al tabasqueño en ese plantón masivo de 2006 y previamente participó en movimientos históricos. Se recuerda su voz en el movimiento estudiantil del CEU en 1986 y en las manifestaciones de 1988 encabezadas por Cuauhtémoc Cárdenas, donde defendía manifestarse como un derecho democrático.
  • Gerardo Fernández Noroña: El hoy senador de Morena hizo carrera con el megáfono en mano, bloqueos y acciones de resistencia. Es recordado por el incidente de 1996, cuando se tiraba a los pies del entonces presidente Ernesto Zedillo a las puertas de Palacio Nacional, o cuando protestaba por la presunta ilegitimidad del presidente Felipe Calderón.

La paradoja del poder: Desacreditación y censura

El contraste es claro: las marchas que ayer consiguieron legitimidad para estos líderes, hoy son desdeñadas cuando provienen de otros actores.

Recientemente, la presidenta Claudia Sheinbaum puso en duda la espontaneidad de las movilizaciones ciudadanas, pidiendo revisar su origen:

“Es muy importante que se conozca cómo se construyó la convocatoria a esta movilización y quiénes han ido promoviendo esta movilización. Y muchos no tienen nada que ver con la Generación Z”.

Esta actitud ha sido criticada por la oposición, que ve en el discurso oficial un intento de deslegitimar el descontento social y de aplicar una receta de “censura” contra los “incómodos”. Las marchas que ayer eran un derecho democrático, hoy son tildadas de “golpistas” y “artificiales” cuando no provienen del proyecto en el poder.