Nuestro México: Así se vive el riesgoso oficio de la caza de alacranes en Durango

En Durango, la tierra de los alacranes, la economía y la tradición se entrelazan con el veneno; descubre más sobre la caza del Centruroides suffusus.

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Por: Arturo Engels

Con información de: Aarón Amador

Enclavada en la Sierra Madre Occidental, la comunidad de Mimbres, en el municipio de Pueblo Nuevo, vive de un oficio tan peculiar como peligroso: la recolección del alacrán Centruroides suffusus, conocido como el alacrán de Durango.

Se trata de una especie endémica de México, que es altamente venenosa, además de que representa un verdadero riesgo para quienes lo capturan, pero también una importante fuente de ingresos para cientos de familias serranas.

Durante el día y la noche, los pobladores salen al monte con frascos y lámparas de luz ultravioleta; esta técnica les permite detectar fácilmente a los alacranes, ya que su exoesqueleto brilla con la luz. De hecho, en una buena jornada puede rendir hasta 700 alacranes por persona, que luego se venden por apenas 2 pesos cada uno.

Caza de alacranes en Durango: Un peligro que cobra vidas

Esta labor no se encuentra exenta de tragedias. En esa zona de la Sierra Madre Occidental se reportó la muerte reciente de un joven recolector, quien fue picado por un alacrán y no recibió atención médica a tiempo: “Lo iban a sacar del monte, pero falleció en la cobija”, relató un testigo.

Expertos aseguran que si no se actúa en menos de cinco minutos, la picadura del “alacrán de Durango” puede resultar fatal.

¿Cómo es el alacrán de Durango?

Este arácnido puede medir hasta 7 centímetros y se distingue por su parte superior oscura. Su veneno es considerado de importancia médica, y aunque se encuentra también en los estados de Sinaloa y Nayarit, en el estado de Durango se encuentra su hábitat más reconocido.

Caza del alacrán de Durango: Una tradición que persiste

Para Armando y su hijo Antonio, recolectores de oficio, esta actividad no solo es su forma de vida, sino un legado que esperan seguir compartiendo, aunque ellos mismos saben que se encuentran ante un oficio mortal. En Durango, la tierra de los alacranes, la economía y la tradición se entrelazan con el veneno.

En una buena jornada pueden cazar hasta 700 alacranes por persona, que luego se venden por apenas 2 pesos cada uno.
Los alacranes se llevan a pequeños talleres donde son embotellados, disecados o integrados en productos como llaveros, brochetas, paletas, mezcal y hasta tacos. “Hacemos hasta mil piezas diarias”, comenta uno de los artesanos locales.



|“Gemini IA”

Artesanías y productos exóticos con el “alacrán de Durango”

Una vez recolectados, los alacranes se llevan a pequeños talleres donde son embotellados, disecados o integrados en productos como llaveros, brochetas, paletas, mezcal y hasta en tacos:“Hacemos hasta mil piezas diarias”, comenta uno de los artesanos locales.

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