Un viaje al más allá: El ritual de los huesos en Pomuch por el Día de Muertos
Pomuch celebra el Día de Muertos con un ritual ancestral que involucra la limpieza de huesos y ofrendas a los difuntos. Conoce sobre esta eventualidad.
En el corazón de la cultura maya, en el pintoresco pueblo de Pomuch, la muerte no es temida sino reverenciada. Con la llegada de noviembre, sus habitantes se preparan para celebrar el Día de Muertos , un encuentro íntimo con sus ancestros que involucra un ritual ancestral cargado de simbolismo y amor.
Manos artesanas dan vida al barro para el Día de Muertos
Días antes de la festividad, las manos hábiles de los pomucheños se ocupan en la creación de los elementos que darán vida a esta tradición. El barro cobra forma en silbatos y pitos, instrumentos que, según la creencia maya, sirven para llamar a las almas de los difuntos.
Mientras tanto, las mujeres, con hilos de colores y agujas, elaboran mantas bordadas con ángeles, flores y los nombres de sus seres queridos, un manto que cubrirá los huesos exhumados y que simboliza el cariño y la conexión familiar.
La limpieza es fundamental en estos preparativos. Las casas se adornan, los patios se barren y los altares se preparan para recibir a los espíritus. En el centro de la ofrenda, el pibipollo, un tamal envuelto en hojas de plátano y cocido bajo tierra, representa el inframundo y es el alimento que se ofrece a los ancestros.
Con amor y respeto, desentierran los huesos
En el cementerio, un lugar lleno de vida y color, los habitantes de Pomuch acuden a limpiar los restos de sus familiares. Con respeto y devoción, desentierran los huesos, los lavan y los visten con las mantas bordadas. Cada hueso, cada cráneo, es tratado con un cuidado especial, pues se cree que en ellos reside el espíritu de sus seres queridos.
Don Emilio Poot, heredero de esta tradición, explica que la limpieza de huesos es un proceso que comienza por los pies y termina con el cráneo. Es un ritual que se realiza con amor y que fortalece el vínculo entre los vivos y los muertos. Para él, y para muchos otros pomucheños, la muerte no es el final, sino una nueva etapa en el ciclo de la vida.
El 31 de octubre , los preparativos llegan a su fin. Los altares están listos, los alimentos preparados y los huesos descansan en sus nichos. Los habitantes de Pomuch se reúnen en familia para recordar a sus difuntos y compartir historias y anécdotas.
Pomuch es un ejemplo de cómo una cultura ancestral puede mantenerse viva a través de las tradiciones. La celebración del Día de Muertos es una muestra de respeto por los ancestros y una reafirmación de la identidad cultural de este pueblo maya. A través de este ritual, los pomucheños mantienen vivo el recuerdo de sus seres queridos y fortalecen los lazos que los unen.