El miedo volvió a despertar a los habitantes de El Guayabo, una tenencia ubicada en el municipio de Apatzingán, Michoacán, donde la madrugada del jueves 24 de julio se vivió una auténtica batalla campal entre grupos del crimen organizado.
Según reportes locales, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), con apoyo de su brazo armado Los Viagras, intentó irrumpir en la zona, lo que desató un enfrentamiento directo con Los Caballeros Templarios, grupo que históricamente controla la región.
El resultado: al menos dos presuntos sicarios muertos, dos camionetas tipo “monstruo” —vehículos blindados de fabricación casera— completamente calcinadas, y un ambiente de terror entre los pobladores, que vivieron horas de angustia bajo el fuego cruzado, pero hasta el momento las autoridades no han dado un reporte oficial.
Fuego, saqueos y miedo: el saldo del combate en El Guayabo
Las ráfagas de armas de alto calibre y varias explosiones se escucharon desde la madrugada. De acuerdo con versiones extraoficiales, además del tiroteo, algunos sujetos aprovecharon el caos para saquear viviendas y una tienda del poblado.
Los enfrentamientos habrían comenzado cuando células del CJNG intentaron tomar el control de El Guayabo, pero fueron emboscadas por los Templarios, quienes, como muestra de fuerza, incendiaron una de las unidades blindadas que les arrebataron.
En redes sociales circularon imágenes impactantes de cuerpos tendidos en la tierra y vehículos calcinados, símbolos de una lucha que no da tregua.
Explosivos y células extranjeras: violencia sin fronteras
Este hecho violento ocurrió tan solo un día después de otra escena trágica en la misma zona. El 23 de julio, dos presuntos miembros del CJNG murieron tras la explosión de un artefacto que manipulaban en la sierra cercana.
Los fallecidos vestían chalecos con las siglas “CJNG-FEM-FEE”, indicando su pertenencia a una célula especializada en explosivos. Fuentes militares no descartan que se trate de extranjeros, posiblemente colombianos o venezolanos, contratados como expertos en terrorismo táctico.
Una guerra sin declarar, y la población de Apatzingán atrapada
Con estos hechos, El Guayabo se confirma como un foco rojo en la disputa territorial entre cárteles. La población civil permanece atrapada entre dos fuegos, sin más defensa que esconderse y rezar. La violencia se ha normalizado al punto de convertirse en parte del paisaje.
