Lo que durante años pareció un escenario impensable en el hampa de México, hoy se materializa como una de las amenazas más significativas para la lucha contra el crimen en México. La guerra interna que desangra al Cártel de Sinaloa ha forzado un movimiento estratégico que ya está redibujando el mapa criminal: una alianza entre la facción de “Los Chapitos” y sus acérrimos rivales, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Este pacto, que ya no es solo un rumor, sino un aviso formal de la Administración para el Control de Drogas de EE. UU. (DEA) y una realidad tangible que incluso ya llegó a calles de Culiacán, tiene un solo objetivo: aniquilar el poder de la vieja guardia encarnada por Ismael “El Mayo” Zambada y su facción, “La Mayiza”.
¿Qué se sabe de la alianza entre el CJNG y “Los Chapitos”?
En su más reciente evaluación sobre amenazas, la DEA dedicó un apartado clave a esta peligrosa reconfiguración. Lejos de ver la lucha interna del Cártel de Sinaloa como un signo de debilitamiento general, la agencia estadounidense advierte sobre su consecuencia más peligrosa: la unión de fuerzas entre los dos gigantes del narcotráfico.
El informe de la DEA es contundente: “Una alianza estratégica entre el CJNG y Los Chapitos tiene el potencial de ampliar los recursos, el poder de fuego y el acceso a funcionarios corruptos de ambos grupos”.

Según la perspectiva de EE. UU., este pacto no es una simple tregua. Lo consideran un catalizador que podría generar “una perturbación significativa del equilibrio existente de poder criminal en México”. En términos prácticos, esto se traduciría en una escalada de violencia y un aumento exponencial del tráfico de drogas, principalmente fentanilo, hacia el norte, y del tráfico de armas hacia el sur.
La DEA lo resume así: el CJNG, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, estaría capitalizando el conflicto, eligiendo bando a favor de sus antiguos rivales, “Los Chapitos”, para destruir a un enemigo en común: La Mayiza.
La prueba en el terreno: el CJNG ya opera en Culiacán
Lo que la DEA analizaba como una amenaza estratégica, encontró su confirmación el pasado 25 de junio. Un operativo de las fuerzas federales en Culiacán, el corazón histórico del Cártel de Sinaloa y bastión de “El Mayo”, desmanteló una célula criminal que evidencia este pacto.
El hallazgo más revelador no fue solo el arsenal —que incluía fusiles AK-47, munición calibre .50 y vehículos blindados—, sino el equipo táctico: chalecos balísticos con las siglas “CJNG” impresas, mismas que prefirieron “cortarse” en los comunicados oficiales, pero que sí alcanzaron a circular en redes.

Este detalle es fundamental. Demuestra que el Cártel Jalisco Nueva Generación no solo está apoyando a “Los Chapitos” con recursos a distancia, sino que todo apunta a que ha desplegado a sus propias células en la capital de Sinaloa para combatir directamente a “La Mayiza” en su propio terreno.
La detención de seis personas, el aseguramiento de más de medio millón de pesos y, crucialmente, de equipo para un narcolaboratorio, pintan la imagen de una célula operativa, violenta y con capacidad financiera y de producción.
El significado de la alianza: consolidación y ¿una guerra más sangrienta?
La convergencia de estos dos monstruos criminales podría tener implicaciones profundas:
- El fin de las fronteras: Las viejas líneas territoriales se han borrado. La presencia del CJNG en Culiacán es una declaración de guerra total que viola todos los códigos no escritos que antes regían el narco, y de paso, confirma al cártel de “El Mencho” como el primero en la historia en operar en las 32 entidades de México.
- Consolidación del mercado de fentanilo: Tanto Los Chapitos como el CJNG son identificados por la DEA como los principales productores y traficantes de fentanilo a nivel mundial. Su cooperación podría consolidar rutas, abaratar costos y potenciar la producción de la droga sintética que causa estragos en Estados Unidos.
- Una guerra en dos frentes para “El Mayo": La facción de “La Mayiza”, ya debilitada por la avanzada de Los Chapitos, ahora enfrenta no solo a un enemigo interno, sino a ese mismo enemigo respaldado por el poderío militar y económico del CJNG.
No estamos ante una tregua temporal, sino ante la posible conformación de un nuevo cártel hegemónico. Los eventos en Culiacán son la prueba de que las advertencias de la DEA no eran una exageración, sino la crónica de una nueva y más violenta etapa en la historia del crimen organizado en México.