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La cantina legislativa: el legado de Fernández Noroña en el Senado

Fernández Noroña cierra su gestión en el Senado entre golpes, contradicciones y polémicas; de criticar privilegios a disfrutar de los mismos.

 el legado de Fernández Noroña en el Senado
Peleas, privilegios y escándalos: así termina la gestión de Fernández Noroña.
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El paso de Gerardo Fernández Noroña por la presidencia del Senado mexicano no podía haber terminado de otra manera. Su gestión al frente de la Cámara Alta concluye el 31 de agosto, pero, tras una presidencia marcada por provocaciones y contradicciones, la supuesta “revolución de las conciencias” acabó en golpes.

Vale la pena recordar cómo llegamos a este punto. Quien se quejaba, por ejemplo, de pagar 70 centavos de IVA por un jugo, hoy disfruta vivir de los impuestos. El que durante años criticó los excesos de la clase política ahora defiende a capa y espada los suyos.

Quien se manifestaba en la calle peleando con policías, aludiendo a su libertad de expresión, obligó desde la presidencia del Senado a un ciudadano a ofrecerle disculpas públicas por cuestionarlo en una sala VIP de un aeropuerto. El que hizo de los gritos y maldiciones su sello personal mientras reventaba las sesiones en el Congreso, pedía de coro mientras silenciaba voces críticas a su movimiento como máxima autoridad en el Senado.

El que afirmaba que, por austeridad republicana, los servidores públicos debían renunciar a un seguro médico privado y a su sueldo excesivo, hoy padece amnesia selectiva y justifica su “humilde” mansión de 12 millones de pesos diciendo que la compró a crédito. El que aseguraba que ser servidor público es un trabajo inhumano, ahora posee una casa de descanso que a alguien con salario mínimo le tomaría 142 años pagar.

Así, asistimos al triste desenlace de uno de los episodios más vergonzosos de nuestra vida pública: un recinto legislativo convertido en cantina, un espectáculo grotesco que nos cuesta millones de pesos a los mexicanos y un provocador profesional encumbrado por un grupo político dispuesto a tolerar cualquier exceso.