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Gobiernos, malos administradores de empresas: el caso Uramex

Así fue el fracaso de la empresa Uramex, fundada por el gobierno de López Portillo, que prometía explotar el uranio mexicano como “nueva riqueza” del país

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Históricamente el gobierno ha sido un pésimo administrador de empresas, y así sucedió con el caso Uramex. A los funcionarios no solo les ha dado por comprar, con dinero de nuestros impuestos, negocios quebrados e improductivos. Sino también, ¿por qué no? Teatros, centros nocturnos, equipos deportivos.

Y no solo eso, además se han puesto creativos y han puesto en marcha empresas supuestamente innovadoras que han cerrado con pérdidas millonarias y en el olvido.

Este fue un claro ejemplo de ello: la empresa Uramex.

Fundada en 1979 por el gobierno de José López Portillo se dijo que esta empresa explotaría el uranio mexicano, que era la nueva riqueza y el futuro del país.

Jesús Carrillo, director de Economía Sostenible del IMCO, señaló: “Se quería, a inicios de los años 80, que se produjera como el 40% de la electricidad vía la energía nuclear, esto nunca pasó, no hubo recursos, no hubo expertise, no hubo desarrollo de capacidades y entonces fue un proyecto que fracasó, en 1984 se cerró"

Ciudadanos, los más afectados

Eso sí, miles de familias resultaron afectadas. Miles de trabajadores se fueron a huelga por falta de pago y las pérdidas al erario público fueron millonarias.

Víctor Ramírez, especialista en temas energéticos, explicó: “Nos da un ejemplo de cómo podemos meterle carretadas de dinero a una empresa, pero si no está bien administrada y hay una serie de intereses políticos, incluso, finalmente las empresas tienden a fracasar”.

Así se han tirado a la basura miles de millones de pesos en empresas administradas por los gobiernos. “Este es el error que tienen las paraestatales, que siguen fines políticos y no necesariamente rentabilidad y terminan siendo un barril sin fondo en el que se va el dinero de los mexicanos, dinero que podrías utilizar mejor en salud, en seguridad, en desarrollo social”, puntualizó Víctor Ramírez.

Estos son ejemplos que demuestran que la función de los gobiernos no es ser empresarios, sino garantizar condiciones para que sus gobernados vivan mejor y que se respeten sus bienes y sus derechos.

Con información de Roberto Domínguez

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