El único club de boxeo femenil de Franja de Gaza da la bienvenida a niñas boxeadoras para que entrenen y además intercambien jabs, uppercuts, y swings con otras niñas de su edad.
“Solíamos entrenar en un pequeño garaje. Apredíamos los conceptos básicos, no podíamos correr y realizar ejercicios básicos de boxeo, no teníamos un ring. Ahora hemos inaugurado y abierto el primer ring en Franja de Gaza. Ahora entrenamos de acuerdo con las reglas completas”, contó Farah Abu Al-Qomsan, una de las niñas boxeadoras.

Hace seis años, el Centro de Boxeo Palestino no existía, su fundador Osama Ayoub comenzó entrenando a dos niñas boxeadoras, con el paso del tiempo, se unieron más y se le ocurrió la idea de entrenarlas en espacios públicos.
“Como entrenador quería tener un centro solo para mujeres, para convertirlo en el primero de su tipo en Palestina. Tenía 40 aprendices mujeres, valientes y con un objetivo que perseguir. Llevé a las niñas a entrenar a varios clubes, en banquetas y cerca de la playa. La sociedad aceptó verlas boxear”.

Gustos que desafían costumbres
Cuando Farah tenía 9 años de edad, comenzó a practicar, “desde que era niña, me gustaba el boxeo y tenía la esperanza de practicar dentro de un ring, como hoy, con todas las reglas principales. Veo peleas de Mike Tyson, que es un atleta profesional.”
Ahora a sus 15 años, es de las niñas boxeadoras fundamentales de este Centro, asegura que este deporte la ha ayudado mucho y asegura que el boxeo no es solo para hombres, “algunas personas solían decirme: "¿Por qué boxeo? ¿En qué te va a beneficiar? Ve y aprende algo femenino”. Al contrario, me beneficio mucho del boxeo”, dijo Farah.
Farah, siendo parte de las niñas boxeadoras, asegura que gracias al boxeo, pondrá en alto el nombre de Franja de Gaza, “hoy mi ambición es representar a mi pueblo palestino y participar en campeonatos mundiales y ondear la bandera palestina dondequiera que vaya”, resaltó.

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Golpes rectos y curvos a las tradiciones
Además del apoyo su entrenador, Farah tiene el de su mamá, “Quería empoderarla y satisfacer sus necesidades. No escuché nada de nadie. Cuando comenzó a entrenar, comenzó a hablar y a tener más confianza. Se volvió más feliz, cambió a mejor”, indicó Nehal Abu Al-Qosman, mamá de una de las niñas boxeadoras de Franja de Gaza.