Joana celebró este 10 de Mayo, Día de las Madres, rodeada de sus seis hijas: Flor, Gabriela, Fátima, Mayela, Ángela y Elizabeth. Todas, a punto de cumplir 17 años, pues nacieron sextillizas.
Cuando se casaron, Joana Elizabeth Sánchez Jaramillo, de 23 años, y su esposo, Juan Gabriel Moreno, un año mayor que ella, creyeron que debían esperar un tiempo para ser padres. Ambos trabajaban atendiendo una dulcería.
Sin embargo, un año después, Joana se enteró que estaba esperando bebé. La sorpresa fue mayor al enterarse que era un embarazo múltiple.
“El doctor que me estaba haciendo el examen empezó a gritar y me puso muy nerviosa”, recuerda Joana: “Señora, qué bárbara: trae seis, son seis corazones los que están latiendo”.
Felicidad y gastos multiplicados por 6
Se trata de un caso excepcional, pues la pareja nunca se sometió a ningún tratamiento de fertilidad, y los embarazos múltiples se dan con mayor frecuencia en mujeres de mayor edad.
Según el INEGI, sólo el 0.04 por ciento de los nacimientos registrados en 2020, fue de tres o más bebés; es decir, 4 de cada 10 mil.
El 4 de julio de 2005, con sólo 32 semanas de embarazo, nacieron las seis niñas.
Todas pesaron entre 1 y 1.3 kilos; dos de ellas, Mayela y Ángela, nacieron en el mismo minuto. Debido a su bajo peso, todas tuvieron que permanecer entre una y tres semanas en la incubadora.
“Estaban así de chiquititas ... todas cabían en una sola cuna”, recuerda Joana.

Ahí empezaron los gastos multiplicados por seis: pañales, ropa, mamilas, medicinas, etcétera. Y también el trabajo intenso para esta madre ejemplar.
Después del nacimiento de las sextillizas, Joana y Juan Gabriel acordaron no tener más hijos, pues los médicos les advirtieron que corrían el riesgo de que hubiera otro embarazo múltiple.
El tiempo pasaba, las sextillizas crecían y con ellas, también aumentaban las responsabilidades para la pareja.
“Es comprar seis uniformes para todas, seis blusas para todas, seis pares de zapatos... y todas. Aquí no hay con que le compro a Flor, pero Fátima se la pasa a Gaby... ¡no! Porque todas lo ocupan al mismo tiempo, en el mismo lugar”.
Joana tuvo que dejar su trabajo en la dulcería para encargarse de las pequeñas. Desde que nacieron, se las ingenió para tratar de no complicarse con sus cuidados:
En seis libretas anotaba datos como la hora en que les daba de comer o las bañaba. Y aún así, llegó a confundirse: alimentó dos veces a una, y dejó sin comer a otra.
“Nos poníamos en filita y nos hacía nuestros chongos... Ahora mi mamá tiene la comida, nos manda el lonche, trata de que todo tengamos listo”, explica Gabriela Moreno Sánchez, una de las sextillizas.
Para complicar las cosas, desde el Jardín de Niños, Flor, Gabriela, Fátima, Mayela, Ángela y Elizabeth, tuvieron que estudiar en aulas distintas, por recomendación de los psicólogos.
Así que además de supervisar sus tareas, tenía que recogerlas por separado, y lidiar con problemas de salones diferentes.
Estas sextillizas enfrentaron un doble reto en el #RegresoAClases 📚, iniciar el bachillerato y compartir las herramientas para aprender a la distancia. pic.twitter.com/qwsUhhmQ0I
— Azteca Noticias (@AztecaNoticias) September 2, 2020
La familia Moreno Sánchez habita en el Municipio de Guadalupe, en una vivienda de dos plantas, con tres recámaras, sala comedor, cocina y un baño y medio. La casa es propiedad de la madre de Joana.
Sin fiesta de XV Años por la pandemia
Hasta hace poco, eran 10 personas viviendo en la misma casa: Joana, Juan Gabriel, los abuelos maternos y las sextillizas; sin embargo, el abuelo falleció hace poco.
Conforme las chicas fueron creciendo, comenzaron a ayudar a su mamá, quien ofrece productos por catálogo, realiza rifas por zoom y vende tostadas y duritos para sortear los gastos.
Los padres planeaban una fiesta de XV Años para las sextillizas; ya tenían lista la tela de los vestidos. Pero se atravesó la pandemia y perdieron hasta el adelanto que habían dado para el salón.
Ahora que Nuevo León enfrenta una crisis por falta de agua, las chicas también tienen que organizarse, pues solo hay una regadera en la casa: se despiertan a las 5 de la mañana y toman turnos para meterse a bañar.
Las sextillizas, quienes cumplirán 17 años el próximo 4 de julio, estudian el último semestre en la Preparatoria 8 de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Están a punto de presentar el examen para ingresar a la Universidad, pero como dice Joana: “para el examen hay que pagar 800 pesos de una... pero multiplícalo por seis”.

Ella misma también se ha tenido que multiplicar por seis, para atender y sacar adelante, junto con su marido, a sus seis hijas:
“Ellas me motivan a salir adelante, a levantarme cada día, a decir ‘sí puedo’... porque ellas dicen que yo soy fuerte... y sí puedo y me levanto y estoy de pie, concluye Joana.