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Justicia para Hugo | El Punto de Vistalvazo

La muerte de Hugo nos enseñó que si quieres justicia debes actuar por cuenta propia

Alejandro Villalvazo
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Que triste es darse cuenta de que como ciudadanos, como víctimas, estamos solos.

La muerte de Hugo nos enseñó que si quieres justicia debes actuar por cuenta propia, y no estoy hablando del típico “ojo por ojo, diente por diente”… estoy hablando de buscar ideas para que “las autoridades” te vean y te escuchen.

A Hugo lo mató Mauricio, fue el sábado 2 de abril, en una fiesta clandestina, de esas que organizan en casas, ranchos y bodegas.
Hay dos versiones con un mismo final:

Unos cuentan que Hugo defendió a una de sus amigas, otras voces murmuran que Hugo estaba muy alterado por lo que había consumido y que ya le habían pedido que se fuera.

Cualquiera de las dos historias, les decía, lleva al mismo final: Mauricio le dio un botellazo a Hugo entre cabeza y cuello que le cortó la yugular, de inmediato, el grito se escuchó fuerte: justicia para Hugo.

Peritos de la fiscalia del Estado de México le pidieron tiempo a la familia para detener al responsable que estaba plenamente identificado, pasaban las horas y a Mauricio no lo detenían.

La familia de Hugo no quería ser doblemente víctima, no estaba dispuesta a permitir que el tiempo se convirtiera en su enemigo y en aliado de Mauricio y de la impunidad.

¿Cómo evitarlo?

Haciéndose visibles, para eso bloquearon 15 horas el Periférico norte y fueron 15 horas porque hasta entonces se acercaron a ellos a “negociar”.

Esas autoridades lejanas, frías, insensibles, se dieron cuenta de que la estrategia del desgaste no iba a funcionar.

Peor para ellos, lo que había empezado a las 9 de la mañana del lunes 4 de abril como el bloqueo de un grupo de vecinos y que era tema de los reportes viales, tenía a las 10 de la noche la solidaridad de la gente y la difusión en los medios, era la noticia más destacada en radio y televisión. Y en redes, era viral, literal, medio mundo se había enterado de que a un joven de 15 años lo mataron en una fiesta, de que el asesino estaba plenamente identificado y de que la apática autoridad, como casi siempre, estaba en su realidad alterna.

La advertencia de una familia había encontrado eco: no nos vamos hasta que el asesino se entregue o lo detengan.

Mauricio se entregó la tarde del miércoles 6 de abril justo cuando estaba por vencerse el plazo de 48 horas dado por la familia el lunes por la noche para volver a tomar el Periférico si no había resultados.

Hoy, Mauricio, a sus 36 años, espera una sentencia, podría quedarse el resto de sus días en la cárcel, está acusado de homicidio calificado. La próxima audiencia será el 7 de julio.

Todo, gracias a los gritos que pegó una familia, a la solidaridad ciudadana, a la difusión de los medios y muy a pesar de las autoridades.