Control, censura y datos: el rostro de las nuevas reformas del oficialismo

Mientras presumen seguridad, el Congreso avanz en leyes que abren la puerta al control de datos biométricos, censura y castigo. ¿Hasta dónde llegará el plan C?

Por: Lucy Bravo

¿Y qué le pareció? ¿Cómo le quedó el ojo? Tan sólo van ya cuatro días —bueno, este sería el cuarto— de sesiones del periodo extraordinario. Ya nos quedó claro que lo que busca el oficialismo es control, censura, castigo. ¿Ese era el plan C? ¿Plan C con C de censura, castigo, control? Pues al parecer sí.

Basta con revisar todos y cada uno de los dictámenes… bueno, en el caso de aquellas leyes que cuentan con dictámenes, porque —ya les estábamos platicando— todo lo están aprobando así, al vapor, sin necesidad de discutir.

No es como que sean temas de poca relevancia para nosotros como ciudadanos y nuestra vida diaria, como el hecho de tener que, a partir de ahora, ceder el control de nuestros datos personales, lo más sensible que tenemos.

¿Quién nos va a proteger del Big Brother de la 4T con estas bases de datos donde van a recopilar nuestros datos biométricos? Sí: iris, firma, reconocimiento facial, absolutamente todo. Y en épocas donde, pues sabemos, la delincuencia organizada está más organizada que nunca —más organizada que la autoridad—, no se necesita ser un genio para temer el día que esas bases de datos terminen en las manos equivocadas.

Y entonces la pregunta es: ¿quién nos va a proteger? Y ya lo decía: ¿uno podría entonces acudir al INAI? Ah, ya no. Ya no existe el INAI. ¿O tramitar un amparo? Ah, tampoco, porque ya no hay jueces independientes.

Entonces, ¿dónde quedamos parados? Y apenas van estos cuatro días y ya han “discutido” toda clase de temas… bueno, discutido entre comillas, porque ya sabemos cómo se las gastan. Pero viene la más fuerte de todas: la ley censura. Esa que, pues un día sí y otro también, el Ejecutivo —es decir, la presidenta Claudia Sheinbaum— tiene que salir a aclarar que no hay censura. Pues está raro, ¿no? Si no lo hubiera, no tendría que salir todos los días a decir que no censuran. Sería algo que ya todos daríamos por hecho. Pero la amenaza está ahí.

Y todo está pasando prácticamente frente a nuestros ojos. Por eso también insistir en este punto: dicen por ahí que la diferencia entre extraordinario y ordinario es ese pequeño “extra”, que en este caso es nada. Están haciendo exactamente lo mismo que hacen en sus periodos ordinarios.

Es la maquinaria del oficialismo avanzando a todo vapor, atropellando todos y cada uno de nuestros derechos como ciudadanos. Y es, en verdad, muy preocupante todo lo que está ocurriendo, porque van a salir a justificar todo bajo el argumento de que es por nuestro bien, que es para tener seguridad, para combatir la violencia.

Pues, ¿quién va a decir que no a eso? Claro, cuando no hay contrapesos, cuando no hay democracia, eso se convierte en otra cosa. Se convierte en un estado policíaco, en militarización. Ay, militarización… esa que tanto denunciaban, que tanto se rasgaban las vestiduras.

Pero es que también hay otro dicho, ¿no? No es lo mismo ser borracho que cantinero, ¿verdad? Pregúntenle al presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, quien antes hasta sacaba bocinas para hacerse escuchar cuando denunciaba censura y que aprobaban todo así, fast track, sin discutirlo, sin diálogo con la oposición… y ahora pretende incluso destituir a quienes hacen exactamente lo mismo.

No sé si tenemos ya por ahí una muestra… ah, bueno, no importa. Basta con hacer una rápida búsqueda en Internet para encontrar lo que antes hacían, denunciaban y de lo que se quejaban los que ahora están en el poder y están haciendo exactamente lo mismo.

Qué rápido se les olvida, ¿verdad?

Otras Noticias

×