Dos meses después del inicio de la guerra armada entre Israel y el grupo terrorista Hamás, miles de palestinos, sobre todo aquellos que habitan en la Franja de Gaza, siguen sin encontrar tregua, se han convertido en el blanco de ataques y víctimas colaterales de este conflicto, que parece estar lejos de una negociación.
Fue el pasado 7 de octubre cuando los terroristas de Hamás irrumpieron con violencia en un festival de música, en las calles y hasta en propiedades ubicadas en territorio israelí. Como respuesta a estos ataques, el primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó el ataque aéreo en contra de los territorios controlados por Hamás.
Esta decisión no sólo no ha logrado contener a su enemigo declarado, sino que durante este fuego cruzado se han bombardeado edificios; las rutas de comercio marino se han cambiado debido a los ataques de Yemen a los barcos comerciales como “venganza” por la guerra. Además los países “aliados” cada vez se inclinan más por un cese al fuego.
Se estima que al menos 20 mil palestinos que, sin deberla ni tenerla, han perdido la vida en medio de los bombardeos, por falta de alimentos o agua potable, enfermedades no tratadas, ausencia de atención médica, entre otros motivos consecuencia del conflicto armado.