Un nuevo estudio ha revelado una preocupante correlación entre la alta densidad de tiendas de conveniencia y locales de comida rápida en ciertas zonas de la Ciudad de México y el incremento de enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardiacas. Investigadores de la UNAM , utilizando datos de la Secretaría de Salud y del INEGI, han creado un mapa detallado que muestra cómo la disponibilidad de alimentos ultraprocesados está influyendo en la salud de los habitantes de la capital.
Zonas con los índices más altos enfermedades relacionadas con una mala alimentación
Según el estudio, las zonas del norte de la Ciudad de México y sus municipios conurbados presentan los índices más altos de enfermedades relacionadas con una mala alimentación. Coincidentemente, estas mismas zonas son las que concentran la mayor cantidad de establecimientos de comida rápida y tiendas de conveniencia.
“El objetivo de este trabajo es visibilizar las tendencias de salud alimentaria para apoyar en el diseño de medidas que nos ayuden a combatir esta crisis sanitaria”, afirma Mauricio Galeana, geógrafo de la UNAM y uno de los autores del estudio. Galeana destaca que la evidencia científica es contundente: la dieta juega un papel fundamental en el desarrollo de múltiples enfermedades crónicas.
Alimentos ultraprocesados tendrían impacto negativo en la salud
Esta investigación confirma lo que muchos expertos ya sospechaban: la creciente disponibilidad de alimentos ultraprocesados, ricos en grasas, azúcares y sodio, está teniendo un impacto negativo en la salud de la población. México enfrenta una situación preocupantede obesidad y sobrepeso, con un 75.2% de la población adulta mayor de 20 años presentando alguna de estas condiciones.
La plataforma interactiva desarrollada por los investigadores permite a cualquier persona explorar los datos y conocer la situación de su colonia o municipio. Al cruzar información sobre la ubicación de los establecimientos de comida con los datos de enfermedades, es posible identificar las zonas más vulnerables y diseñar estrategias más efectivas para promover una alimentación saludable.
“Con esta información, podemos generar diagnósticos a nivel municipal y entregarlos a los comités de alimentación para que puedan implementar acciones específicas en cada comunidad”, explica Galeana.
El estudio resalta la importancia de la geografía en la comprensión de los problemas de salud. Al analizar la distribución espacial de los establecimientos de comida y las enfermedades relacionadas con la alimentación, los investigadores pueden identificar patrones y tendencias que de otra manera serían difíciles de detectar.
“La geografía nos permite conectar todo lo que ocurre en el espacio”, afirma Galeana. “Al mapear diversos fenómenos, podemos entender mejor las causas de los problemas y proponer soluciones más efectivas”.
La lucha contra la obesidad y las enfermedades crónicas es un desafío complejo que requiere de un enfoque multidisciplinario. Al comprender mejor cómo el entorno alimentario influye en nuestra salud, podemos tomar decisiones más informadas y trabajar juntos para construir un futuro más saludable para todos.