En la colonia Roma de la Ciudad de México (CDMX) hay casas que enamoran… y otras que simplemente dan miedo. Una de ellas es la llamada Casa Negra, también conocida como Casa Mondragón, un edificio escalofriante que está justo sobre Álvaro Obregón, en el número 191.
A simple vista parece otro edificio antiguo más, de esos que abundan por la zona. Pero quienes viven cerca dicen que esa casa no está vacía, aunque lo parezca.
¿Qué ocurrió en la Casa Negra y por qué nadie la quiere habitar?
La terrible historia se remonta a los años treinta, cuando una epidemia de tifoidea azotó la ciudad. Se dice que una familia entera murió ahí dentro, sin recibir ayuda, y desde entonces la casa quedó marcada.
A lo largo de los años han circulado testimonios de vecinos que aseguran escuchar gritos, pasos, portazos o murmullos que vienen desde dentro, aun cuando no hay nadie viviendo ahí.
Algunos han intentado rentarla, vivir ahí, hasta convertirla en local comercial… pero siempre pasa algo. Unos cuentan que sienten un peso en el pecho apenas entran, otros dicen que no pueden dormir, que sueñan cosas rarísimas o que escuchan voces.
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¿Coincidencia? Puede ser. Pero la mayoría prefiere no comprobarlo por sí misma.
¿Por qué la Casa Mondragón lleva tantos años abandonada?
A pesar de estar en una de las zonas más buscadas de la CDMX, la casa lleva años sin ocuparse de forma permanente. Agentes de bienes raíces ya la conocen como “el caso imposible”: nadie la compra, nadie la renta, y cuando alguien lo intenta… se arrepiente muy rápido.
Aunque no está oficialmente condenada, la vibra es tan fuerte que parece que el lugar se niega a tener nuevos dueños.
¿Qué tiene la Casa Negra que la vuelve tan perturbadora?
No hace falta entrar para sentir algo raro. Basta con pasar por la banqueta para notar que la atmósfera cambia. La fachada está descuidada, los ventanales parecen mirarte y todo el conjunto da una sensación de encierro que no se parece a nada más en la calle.
Y aunque el folclore urbano puede exagerar a veces, este caso tiene algo especial… o inquietante.
En una ciudad llena de historias, la Casa Negra destaca no por lo que se ve, sino por todo lo que se siente. Y eso, para muchos, ya es razón suficiente para cruzar la calle en vez de pasar frente a su puerta.
