Es natural desear querer tener razón y que las opiniones que expresamos sean reconocidas por quienes nos rodean; sin embargo, la constante necesidad de aprobación puede perjudicar nuestras relaciones y deteriorar los vínculos afectivos. Según la psicología, algunas personas creen que sus ideas son siempre correctas, por lo que su apertura para aceptar otras perspectivas se vuelve limitada.

¿Qué dice la psicología de aquellos que siempre quieren tener la razón?
Según datos de la página Psicología y Mente, estas son las principales causas de este comportamiento:
1. Inflexibilidad cognitiva: Las personas con esquemas mentales muy asentados y poco abiertos a información contradictoria tienden a defender sus ideas rígidamente, prefiriendo discutir para cambiar la perspectiva del otro en lugar de integrar nuevas opiniones.
2. Miedo a equivocarse: El temor a cometer errores y ser juzgados hace que algunas personas defiendan su punto de vista aunque sepan que están equivocadas, para evitar sentir vulnerabilidad o rechazo.
3. Querer controlar la situación: La incertidumbre genera ansiedad y miedo; por eso, quienes necesitan controlar lo que sucede buscan tener siempre la razón para asegurar que se haga lo que ellos dicen, evitando depender de opiniones impredecibles.
4. Defensa de la autoestima: Reconocer que estamos equivocados puede afectar la autoestima, especialmente si las creencias erróneas están arraigadas desde hace mucho tiempo. Por eso, se tiende a reaccionar agresivamente o despreciar opiniones contrarias para proteger el propio ego.
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¿Cómo puede cambiar esta actitud?
Si quieres relacionarte mejor con las personas que te rodean, es conveniente que adoptes una actitud más conciliadora y flexible. Al mismo tiempo, puedes implementar otras estrategias o decisiones para abandonar definitivamente
este comportamiento:
1.Decidir cambiar: Reconocer que este hábito es problemático y comprometerse a modificarlo con constancia y esfuerzo consciente.
2. Afrontar el miedo a equivocarse: Practicar aceptar errores en situaciones de bajo riesgo para ir disminuyendo la necesidad de tener siempre la razón.
3. Delegar el control: Confiar gradualmente en el criterio de otros, cediendo el control en contextos menos riesgosos para reducir la ansiedad por la incertidumbre.
4. Abrir la mente a cambiar esquemas mentales: Escuchar activamente y evaluar críticamente las opiniones ajenas, viendo el cambio como una oportunidad de aprendizaje y mejora personal.
5. Ser más empático: Entender que no todo es blanco o negro, y que muchas veces no hay respuestas correctas o incorrectas. Ponerse en el lugar del otro y aceptar sus puntos de vista ayuda a evitar conflictos innecesarios.