Los coleccionistas de numismática tienen claro que existen monedas raras, cuyos diseños y origen complican que puedan ser adquiridas. Es por esto que hay quienes están dispuestos a pagar hasta millones de dólares con tal de tener en su poder una de ellas, como ocurre con estos modelos que muy pocos tienen y son un objeto de deseo entre los expertos.
3 monedas que son muy difíciles de encontrar y podrían valer una fortuna para los coleccionistas
- Barber Dime, 1984
Esta moneda data de los años 80 y fue diseñada por Charles E. Barber, el entonces Grabador en Jefe de la Casa de la Moneda de Estados Unidos. Su denominación de 10 centavos, pero en la actualidad se vende hasta por 2 millones de dólares.
Según los recursos disponibles, únicamente existirían 25 piezas de estos extraños numismas, pues inicialmente fueron contempladas para ser un regalo a banqueros de alto prestigio de la época. Es por esto que las ediciones originales tienen un precio tan elevado, ya que los propios coleccionistas consideran como “un auténtico tesoro”.

- Flowing Hair Silver Dolar, 1975
La moneda del “Pelo suelto” salió en circulación en 1975 y desde siempre llamó la atención por su peculiar diseño, pues cuenta con dos relieves que evocan a la Estatua de la Libertad. Su composición es de plata y cobre, y aunque no existe un registro exacto de cuántas piezas se fabricaron, la cifra podría reducirse a menos de 10 piezas.
De acuerdo con el sitio especializado Detección Metálica, una de las últimas ventas de estas monedas raras se cerró en 10 millones de dólares. Por lo que en caso de comprobarse la veracidad de otros numismas, el costo podría aumentar a cantidades estratosféricas.
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- Washington Gold Eagle, 1792
Estas monedas catalogadas entre “las más raras del mundo” fueron acuñadas durante 1986 en Estados Unidos, aunque no son utilizadas para transacciones cotidianas, sino que son una especie de inversión. Lo anterior se debe a que según el sitio especializado Coins Auctioned, están fabricadas en oro y dependiendo de su denominación, contienen desde 22 quilates.
Son pocos los modelos de los que todavía se conoce su ubicación, e incluso se ha registrado la existencia de piezas apócrifas. Por lo que los expertos en numismática revisan minuciosamente sus características antes de pagar millones por ellas.