El sábado 4 de mayo, la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) detuvo a un hombre en el Aeropuerto Internacional de Miami, en Florida, como sospechoso tras la desaparición de su esposa en un departamento de Madrid, en España. David Knezevich, de 36 años, fue acusado de secuestro a Ana Knezevich, una mujer colombiana de 40 años y naturalizada estadounidense con quien estuvo 13 años casado y de quien se separó.
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Según revelaron las autoridades a cargo del caso, el 2 de febrero un hombre, cuya descripción coincidió con la de David Knezevich, se acercó con un casco de motocicleta hasta el departamento de Ana y roció pintura negra sobre la cámara de seguridad. Previamente, la policía española señaló que contaba con imágenes del acusado mientras adquirió la misma marca de pintura y una cinta adhesiva unas horas antes.
La expareja tiene bajo su propiedad la empresa EOX Technology Solutions Inc., de asistencia informática a negocios en el sur de Florida, además de tres propiedades en Fort Lauderdale.
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¿Qué pruebas se conocen por las que las autoridades detuvieron al acusado?
Otra de las pruebas que el FBI empleó para detener al sospechoso fue que conoció que Knezevich alquiló un coche en Belgrado, en Serbia, cuatro días antes de la desaparición de Ana. Posteriormente, un conductor español denunció que le robaron las placas de su vehículo, cuyas marcas aparecieron en el lector de matrículas de la calle en la que residía la joven en Madrid. Cuando David regresó a su país natal y fue a la agencia de alquiler, los trabajadores advirtieron que se trataba de otra patente y que los vidrios habían sido tintados.
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El abogado del detenido, Ken Padowitz, alegó que su cliente es inocente y que se encontraba en Serbia el día de la desaparición de su esposa.
Por otro lado, una testigo indicó que David se le acercó para pedirle que le tradujera un mensaje del inglés al español, que fue enviado a ella y a otra amiga de Ana desde su teléfono. “Conocí a alguien maravilloso. Tiene una casa de verano a unas dos horas de Madrid, vamos allí y pasaremos unos días, pero apenas hay cobertura. Las llamaré cuando vuelva, besos”, se leyó. Las dos jóvenes se dieron cuenta de que no parecían las palabras de su amiga y alertaron a las autoridades.
