El comercio en línea de productos ilegales ha ganado un amplio terreno dentro de la denominada “red obscura o Dark Web”, una cadena cibernértica en la que el 90% del contenido no es accesible a través buscadores tradicionales.
Los usuarios de este tipo de redes son muy difíciles de identificar por la policía virtual, ya que los delincuentes se ocultan en perfiles falsos que les permiten navegar en completo anonimato y así poder vender o comprar millones de productos ilegales a través de Bitcoins o monedas virtuales.
Aunque no se conoce con exactitud el porcentaje, valor y diversidad de las transacciones de drogas realizadas en la “red oscura”, su frecuencia parece ir en aumento.
En el año 2013 se logró el desmantelamiento de la “Silk Road” (“Ruta de la seda”), una importante organización de la venta de sustancias tóxicas, en cuya investigación se reveló que en tan sólo dos años de operaciones, esta red logró generar ingresos aproximados a 1,200 millones de dólares, lo que sin duda representa amplias ganancias derivadas del crimen.
Existen pruebas de que en la “Dark web” existe un mercado especializado de nuevas sustancias psicoactivas, prostitución y tráfico de órganos, lo que ha encendido las alertas de diversos países en el mundo.
Ante este panorama resulta fundamental estar alerta de los contenidos a los que están expuestos nuestros hijos, revisar constantemente las páginas que visitan y buscar herramientas y aplicaciones que protejan su navegación por Internet.
