Enrique no puede sacarse de la cabeza lo que le hizo Mariano a su hija Lucía, se la pasa pensando en ello, quiere vengarse pero Raquel le hace abrir los ojos y hacerle ver que no son iguales. Lucía se pone mejor y ya puede salir de su cama, ahora puede ir a caminar y disfrutar su vida como antes lo hacía, pero no deja de pensar en Javier. Mariano sigue moviendo sus piezas desde la cárcel. Javier le manda un mensaje de voz a Mariano, él se queda sorprendido porque nunca se imaginó que le mandara eso, al grado de hacerlo llorar.