Checo Pérez no debería tener la necesidad de estar remontando en cada carrera de la Fórmula 1, pero en los últimos dos meses se ha visto obligado a hacerlo ante la falta de consistencia en las clasificaciones, y Hungría no fue la excepción. El mexicano partió de la novena posición y selló otra remontada épica para meterse al podio. Esto es lo que aprendimos de su desempeño.
E-Prix de Roma R14, Resumen Completo | Formula E
La estrategia de Checo fue casi perfecta
Checo Pérez comenzó con neumáticos duros, a diferencia de todos los pilotos que tenía adelante. Por eso su arranque de carrera fue mesurado, sin adelantamientos, pues esas gomas tardan más tiempo en estar a punto.
Pero el mexicano sabe ser paciente y atacar en los momentos indicados. Su plan funcionó para volver a adelantar a varios pilotos a través del overcut, y cerrar las carrera con un excelente ritmo, con gomas blandas y medias. Realizó adelantamientos con mucha autoridad, recordando especialmente el de Oscar Piastri en la vuelta 47. Un auténtico espectáculo.
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Por si fuera poco, realizó una parada en pits de 1.9 segundos, la más rápida de la temporada actual y muy cercana al récord mundial. Todo esto habla de que la excelente estrategia, comunicación y ejecución por parte del piloto y todo su equipo.
Oscar Piastri es un caballero
En el adelantamiento de Checo a Oscar Piastri, el australiano quedó muy mal parado en la curva 3, producto de la presión de Checo Pérez, en lo que fue una maniobra legal. Pero McLaren preguntó a su piloto por la radio si Checo lo había “empujado demasiado”. Piastri, teniendo la oportunidad de quejarse, no lo hizo.
El nacido en Melbourne, Australia, prefirió seguir concentrado en su carrera y únicamente respondió: “No me dejó mucho espacio”, pero sin la más mínima acusación acerca de la maniobra.
Excelente por Oscar Piastri quien con tan solo 22 años prefiere hacer a un lado cualquier polémica barata y ponerse a correr. Le espera un gran futuro a esta apuesta de McLaren.
Si Checo está concentrado, es imparable
La concentración es uno de los puntos que le ha fallado a Checo en los días previos al Gran Premio. En Mónaco chocó de forma increíble en la Q1, y a partir de ahí perdió la confianza en la actividad del sábado. En Hungría este fin de semana perdió el auto en la primera práctica por pisar el césped. Nuevamente, un error que no tiene que ver con sus capacidades, sino con su enfoque.
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Normalmente, el tapatío ha estado concentrado en las carreras del domingo, y ha sellado remontadas al alcance de pocos, confirmando que su crisis no pasa por falta de talento, sino por dónde está su cabeza en el momento en el que comete los errores, y claro, también un poco de mala suerte.
Checo debe seguir en el nivel demostrado en el Gran Premio de Hungría y no tendrá problema para acabar la temporada como el segundo mejor piloto del mundo.