Los Cronómetros del Alto Rendimiento

En algunas disciplinas, como el atletismo, se convierte en el “instrumento” a vencer.

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Mo Farah

Por: Juan Antonio Hernández “El Torero”

Prácticamente todos conocemos el fundamental uso del cronómetro en la práctica deportiva.

En algunas disciplinas, como el atletismo, se convierte en el “instrumento” a vencer. En otras, como el futbol, en un aliado para prolongar la agonía del adversario derrotado.

A lo largo de la historia este instrumento ha variado su tecnología, forma y tamaño, pero nunca ha faltado, su ausencia sería inconcebible. Es más, los fabricantes se han convertido en infaltables patrocinadores.

Pero existe un “cronómetro” en el deporte al que poco se le atiende, uno sin marca, sin forma, uno abstracto, tan vital como el de manecillas o dígitos, aquel “imaginario” que mide, con conteo de

gran velocidad, la longevidad de la carrera de los deportistas de alto rendimiento, en especial de los atletas olímpicos.

Ese cronómetro que es el que marcha más rápido que los demás, el que dicta cuánto resta de tiempo en la carrera productiva de un deportista olímpico. Aquel que su “tic-tac” retumba y ensordece como ninguno. Ese tan cruel en ocasiones y tan benévolo en otras, como cuando su conteo se prolonga y el hecho de que un hombre haya participado en determinado número de unos Juegos Olímpicos, se cuentan como hazaña o marca, aunque no haya conseguido medalla alguna. Haber vencido a ese cronómetro también cuenta, i cómo no !.

Un atleta olímpico no sólo compite contra sus tiempos o rivales, sino contra su propio tiempo, el de su permanencia en activo. Es por ello que no conseguir la clasificación a la más importante justa deportiva del planeta frustra, y mucho, no sólo por no acudir, sino porque ya no habrá otra, no se puede suplir en la siguiente edición. No es esperar a que vengan unos juegos más, sino esperar a que lleguen unos juegos menos. El tiempo de su rendimiento se les agota y la espera de cuatro años más se les transforma en eternidad.

Esta reflexión viene a “cuento” porque, para los actuales deportistas de alto rendimiento, aquellos que tenían su boleto olímpico para acudir a Tokio 2020, o para aquellos que habían entrenado como nunca para conseguir clasificarse, la cancelación de la justa les fue doblemente dolorosa, porque no sólo es la espera de “un año más”, sino la desesperación de que, en la carrera, es “un año menos”.

Ni siquiera para aquellos jóvenes debutantes este cronómetro imaginario juega a favor, en lo que pudiera ser un año más de maduración atlética, porque el parón de las competencias debido a la “maldita” pandemia, les impidió tener un avance natural y, en cambio, no deja de restar un año a su “vida productiva”.

Por ello, en esta situación aplica una frase que dice: “La gente cree que la paciencia es pasiva, y no es así. La paciencia es activa. Es fuerza concentrada”.

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