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¿Por qué la casa de Noroña no causa indignación como la Casa Blanca de Peña?

Antes, la esposa de un presidente grababa un video para intentar justificar el escándalo de la Casa Blanca, hoy tenemos a una mandataria queriendo desviar la atención de la casa millonaria de Fernández Noroña.

Casa millonaria en Tepoztlán de Fernández Noroña (OPINIÓN).
¿Por qué la casa de Noroña no causa indignación como la Casa Blanca de Peña?|FIA.
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Hubo un tiempo en que la mansión de un funcionario era sinónimo de escándalo político y un castigo social. Cuando se descubrió el Partenón de Arturo “El Negro” Durazo, el siniestro jefe de la policía del entonces Distrito Federal, en los 80 —una ostentosa construcción en Zihuatanejo que contrastaba con la miseria del país—, los mexicanos expresaron su rabia. Décadas después, la famosa “Casa Blanca” de Enrique Peña Nieto provocó un terremoto mediático: indignación, protestas, paros estudiantiles, investigaciones y la caída de un equipo completo de comunicación presidencial. ¿El resultado? Cada vez más desconfianza de la población hacia su gobierno.

Refresquemos más la memoria.

En 2023 se reveló la Casa Gris de José Ramón López Beltrán, hijo del expresidente AMLO, con contratos millonarios vinculados a Pemex. Y la reacción fue... apenas tibia. Ahora se exhibe la casa de 12 millones de pesos del morenista Gerardo Fernández Noroña, el autodenominado “luchador del pueblo”, y la respuesta social es aún más preocupante: apatía total.

El discurso barato y populista de Morena ha sido tan poderoso que logró anestesiar a buena parte del país, pero lo que no dijeron es que su “revolución” era solo un cambio de manos, no de principios.

Criticaron hasta el cansancio la corrupción, los lujos y el cinismo del pasado, solo para replicarlo con más desfachatez y desestimar a sus críticos con excusas descaradas de que “antes era peor”. Se vendieron como distintos, pero ya no pueden sostener la máscara: viven como los de antes, se protegen como los de antes y callan como los de antes.

La investigación de La Casa Blanca fue gracias al INAI, ¿y ahora qué hacemos sin él?

Lo peor es que ya no tenemos herramientas para exigir explicaciones. Porque si ya lo olvidaron, les recuerdo que fue el mismo INAI que sirvió para revelar casos de corrupción como el de la Casa Blanca de Peña Nieto. Pero Morena lo desmanteló, justo cuando más lo necesitábamos. Era nuestra única vía para saber cómo se compran estas casas y con qué dinero. Ahora, sin transparencia, jamás vamos a saber realmente cómo Noroña adquirió esta millonaria propiedad en Tepoztlán.

Esto es parte de la herencia maldita que nos deja López Obrador: opacidad total y una absoluta falta de rendición de cuentas.

El estándar de hoy es que el gobierno ya no se siente obligado a dar explicaciones

Antes, al menos, los escándalos exigían explicaciones. En 2014, la esposa de Enrique Peña Nieto tuvo que grabar un video para intentar justificar la Casa Blanca. Hoy, en 2025, tenemos a una presidenta que, ante la evidencia de una mansión millonaria de uno de sus aliados, responde desviando el tema con un “¿qué es más importante?”, atacando al sexenio de hace dos décadas. ¿En serio? ¿Ese es el estándar ahora?

Lo que la presidenta no entiende —o no quiere entender— es que una cosa no cancela la otra y que se pueden hablar de ambos temas. Que la corrupción del sexenio de Felipe Calderón no justifica el descaro actual y que el hecho de que García Luna haya sido un criminal, no exime a Fernández Noroña de rendir cuentas sobre una casa que no cuadra ni con su sueldo ni con su discurso.

El régimen completo nos está diciendo en nuestra cara que sus escándalos no importan. Pero lo más alarmante no son las mansiones, ni los viajes en primera clase, ni la ropa y accesorios de lujo... sino que hoy el poder ni siquiera se siente obligado a justificar sus excesos. El debate ya no es si hacen lo mismo que los de antes—porque sí lo hacen— sino que su cinismo ha sustituido a la rendición de cuentas.

El verdadero lujo de esta administración no es una mansión en Tepoztlán, viajes por Tokio y Europa o ropa lujosa, sino gobernar sin ningún tipo de consecuencia.

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