La práctica del beso, del tipo romántico-sexual, podría darse desde hace cuatro mil 500 años, esto sugieren fuentes escritas de Mesopotamia, de los pueblos del antiguo Oriente Próximo, así lo señala un estudio reciente.
En los miles de textos cuneiformes (escritura más antigua de la historia) disponibles, hay relativamente pocos casos en los que se describa un beso romántico-sexual. Aunque sí hay ejemplos claros que ilustran que besarse se consideraba una parte ordinaria de la intimidad romántica en la antigüedad.
¿Cuándo fue el primer beso?
Existe evidencia que señala que el beso en los labios se documentó en la antigua Mesopotamia y Egipto desde al menos 2500 a. C. en adelante. Diversos estudios explican que se puede obtener una mayor comprensión de la historia de los besos en las sociedades humanas, y su efecto secundario en la transmisión de enfermedades, a partir de un estudio de caso de fuentes de la antigua Mesopotamia (los actuales Irak y Siria).
En un estudio que investiga la transferencia del microbio oral Methanobrevibacter oralis, se planteó la hipótesis de que los neandertales podrían haberse besado los labios con los humanos modernos hace más de 100 mil años.
Aun así, la aparición de los besos romántico-sexuales sigue siendo incierto, aunque dos esculturas prehistóricas de Ain Sakhri y Malta, podrían implicar su existencia antes de la invención de la escritura.

En los primeros textos en lengua sumeria, el beso se describía en relación con los actos eróticos, posiblemente como una actividad poscoital, y el lugar geométrico eran los labios.
En lengua acadia, las referencias a los besos se pueden subdividir en dos grupos distintos, el primero que designa el afecto amistoso y familiar, que describe una muestra de sumisión o respeto a través del acto de besar los pies o el suelo, y el segundo que es una acción erótica con los labios como el lugar principal.
¿Besarse aceleró la transmisión del herpes?
Las enfermedades infecciosas han existido desde tiempos remotos. Los avances tecnológicos recientes para extraer ADN antiguo han permitido la detección de una amplia gama de genomas de patógenos, como el virus del herpes simple 1 (HSV-1), el virus de Epstein y el parvovirus humano B19, en restos humanos antiguos.
Estos patógenos pueden infectar a los humanos en distintas rutas de transmisión diferentes, incluida la saliva, lo que hace que cualquier acto de besar sea un medio potencial para propagar la infección.
La confirmación de genomas microbianos derivados de restos humanos que datan de miles de años indica que los organismos potencialmente transmisibles por beso estuvieron presentes en períodos históricos e incluso prehistóricos.