En las profundidades del Caribe mexicano habita una especie enigmática -pero invasora-, que tiene colores vibrantes, una forma peculiar y unas aletas imponentes que se despliegan como abanicos. Todo esto hace al pez león un verdadero protagonista de los mares; sin embargo, detrás de su belleza hipnótica se oculta una amenaza muy seria para los arrecifes de coral y para toda la vida que en ellos prospera.
Originario del océano Indo-Pacífico, el pez león (Pterois volitans) fue introducido accidentalmente en el Atlántico, donde se reproduce sin control y devora sin tregua a los habitantes nativos de los arrecifes.
Ese comportamiento ha alterado los ecosistemas marinos, afectando directamente la salud oceánica; lo que más preocupa a los expertos es que, en estas aguas, el pez león no tiene depredadores naturales. Su población crece desenfrenadamente y, mientras más se expande, más complejo se vuelve contenerla.
La ausencia de mecanismos naturales que regulen su número hace prácticamente imposible que esta especie se controle por sí sola. Por ello, su impacto ha provocado una caída preocupante en la cobertura coralina, fundamental para la vida de organismos marinos que van desde peces hasta microorganismos.
La presencia del pez león en aguas mexicanas no solo representa una amenaza ecológica, también un recordatorio de que, frente a este invasor silencioso, la ciencia, la educación ambiental y la acción colectiva se convierten en los pilares fundamentales para proteger uno de los ecosistemas más frágiles y valiosos del planeta.
¿Cómo llegó el pez león a México?
El pez león no es nativo del Atlántico ni del Caribe, sino que es del océano Índico y del Pacífico occidental. En la década de 1980, fue detectado en la costa Este de Estados Unidos, y a partir de ese momento, provocó una alarma ambiental por las consecuencias de su expansión.
El primer avistamiento de esta especie fuera de su hábitat natural ocurrió en 1985, en las costas de Florida. Se cree que su introducción fue resultado del comercio de acuarios, ya sea por liberaciones accidentales o deliberadas, de acuerdo con un informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
También existe una hipótesis secundaria que sugiere que el huracán Andrew, en 1992, destruyó un acuario en el sur de Florida, liberando varios ejemplares. Sin embargo, esta teoría no es ampliamente aceptada, ya que el registro más antiguo en esas aguas es siete años antes.
En el 2009 se reportaron los primeros avistamientos de pez león en aguas mexicanas, por lo que autoridades iniciaron los monitoreos para tratar de controlar a esta especie exótica.
Es una especie invasora debido a sus características biológicas y ecológicas, por ejemplo, una sola hembra puede producir hasta 2 millones de huevos al año. Además, a diferencia de otras especies, el pez león se reproduce durante todo el año. La ausencia de depredadores, junto con sus mecanismos de defensa naturales, lo convierten en una especie con un crecimiento prácticamente imparable.
El #pezleon es una amenaza para nuestros ecosistemas marinos. Su erradicación es casi imposible debido a su capacidad de habitar grandes profundidades. #especieinvasora
— CONABIO (@CONABIO) February 28, 2025
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¿Cómo afecta al ecosistema el pez león?
El impacto del pez león sobre el ecosistema es devastador, su voracidad y la falta de depredadores lo convierten en un depredador capaz de alterar por completo la cadena trófica. Se alimenta de peces más pequeños y de crustáceos, reduciendo la biodiversidad de los arrecifes y afectando funciones ecológicas clave.
Según el estudio Invasive lionfish drive Atlantic coral reef fish declines, la presencia de este pez puede provocar una disminución de hasta el 80% en las poblaciones de peces nativos. Un ejemplo es el pez loro, especie que se alimenta de algas y ayuda a mantener el equilibrio en los arrecifes. Sin esta regulación, las algas crecen descontroladamente, cubren los corales y les impiden recuperarse de eventos como el blanqueamiento. Aunque el pez león no se alimenta directamente del coral, su efecto en la estructura del ecosistema coralino es indirecto pero profundo.
¿Es venenoso el pez león?
Este pequeño animal marino posee glándulas venenosas en sus espinas dorsales, anales y pélvicas. Su picadura puede causar dolor intenso, inflamación y náuseas. Este veneno no representa un peligro mortal para los humanos, pero sí actúa como un potente mecanismo de defensa ante depredadores, reforzado por su coloración llamativa que advierte sobre su toxicidad.
Actualmente, existen campañas que promueven el consumo de su carne como una forma de mitigar su impacto ambiental. Su carne no contiene toxinas, es blanca, firme y de buen sabor, por lo que ha comenzado a aparecer en menús de restaurantes como una opción sostenible. Según el informe de la NOAA Biology, Ecology, Control and Management of the Invasive Indo-Pacific Lionfish, fomentar su pesca y consumo puede ser una herramienta efectiva de control.

¿Cuáles son las especies invasoras en México?
El pez león no es el único invasor que amenaza los ecosistemas mexicanos. Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en todo el país existen otras especies introducidas que compiten, desplazan o eliminan a especies nativas, generando un daño ambiental y económico considerable.
Un ejemplo es el pleco, un pez originario de Sudamérica que ha invadido cuerpos de agua como la presa El Infiernillo en Michoacán, afectando la pesca local y dejando sin empleo a más de 40,000 personas. Su alta tasa de reproducción y su capacidad para alterar los fondos acuáticos lo hacen especialmente dañino.
También está la palomilla del nopal, un insecto que afecta gravemente los cultivos de cactáceas, impactando directamente al sector agrícola. En el ámbito vegetal, el lirio acuático, una planta invasora originaria del Amazonas, ha colonizado cuerpos de agua como Xochimilco y Chapala. Su crecimiento excesivo reduce los niveles de oxígeno en el agua y desplaza otras especies al consumir grandes cantidades de nutrientes.
Estas especies, al igual que el pez león, nos obligan a repensar nuestra relación con la naturaleza y actuar a tiempo para proteger los ecosistemas más vulnerables de México.