La crisis del desabasto de medicamentos empuja a pacientes con depresión al límite: El grito de auxilio se intensifica

La Ciudad de México es testigo de una dolorosa realidad para millones de ciudadanos que dependen de medicamentos para mantener su calidad de vida y estabilidad emocional. La falta de acceso a tratamientos esenciales, un problema recurrente que se ha agudizado en los últimos años, está llevando a pacientes con padecimientos crónicos, como la depresión con ansiedad, a vivir una “tormenta que nunca termina”.

Tal es el caso de Elías, un paciente con dieciséis años de seguimiento en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, quien enfrenta la angustia de no encontrar el medicamento que le permite sobrellevar su condición.

Para Elías y otros, en su situación, la ausencia de tratamientos no es solo una incomodidad, sino una amenaza directa a su bienestar, ya que la depresión, en sus etapas más severas, puede llevar a pensamientos alarmantes de atentar contra la propia vida.

Este desabasto actual no es un fenómeno nuevo, sino la reiteración de una crisis que tuvo uno de sus puntos álgidos en 2023. En aquel entonces, la carencia de insumos médicos fue atribuida a una estrategia gubernamental enfocada en el ahorro y en el combate a la corrupción, una medida que, según los afectados, resultó fallida y llevó a miles de personas a manifestarse públicamente. La situación actual, lamentablemente, es muy similar a la de hace dos años, lo que sugiere una falta de un plan eficaz para contener y resolver la escasez de fármacos.

Expertos en el tema señalan que el desabasto de medicamentos ha sido una constante a lo largo de diversos sexenios en el país. Sin embargo, en los dos últimos periodos, esta problemática se ha intensificado y, lejos de mejorar, la atención médica en general ha empeorado, dejando la percepción de que la situación “estamos peor” porque las autoridades no han encontrado soluciones efectivas. La ausencia de un aprendizaje claro de los errores pasados se manifiesta en la persistencia de la escasez, afectando a todo tipo de medicamentos y padecimientos en el presente.

La frustración entre pacientes y sus familiares ha llegado a un punto crítico. La ciudadanía expresa su hartazgo ante lo que consideran un “juego de pretextos”, y la gravedad de la situación actual es percibida como incluso mayor que en periodos anteriores. El clamor es unánime: la gente se está muriendo, y la respuesta gubernamental de un simple “lo estamos atendiendo” ya no es suficiente. El mensaje es contundente: “No, presidente, ya no es de atender, es resolver y que en los hospitales haya lo que se necesita”.

Ante la inacción percibida, pacientes y familiares han emitido un ultimátum. Si este martes 17 de junio el gobierno no presenta pruebas concretas de un abasto suficiente de medicamentos, se llevará a cabo una nueva manifestación a nivel nacional. Esta movilización, enfatizan los organizadores, no es una acción política orquestada para atacar al gobierno sin fundamento, sino un llamado desesperado para que las cosas se hagan correctamente. La promesa de una gestión diferente, en este ámbito, ha resultado ser para “mal”, profundizando la crisis.

Mientras el reloj avanza hacia la fecha límite, Elías y millones de pacientes a lo largo del país continúan sufriendo las severas consecuencias de la falta de acceso a sus tratamientos. Padecen no solo los síntomas de sus enfermedades, sino también la incertidumbre y la desesperación que generan las “mentiras” y las “malas decisiones” por parte de la administración gubernamental, que hasta ahora no ha logrado garantizar un derecho fundamental como es el acceso a la salud.