Justicia al vapor: una elección diseñada para simular democracia
Esta “elección” judicial, hecha al vapor, con escasos recursos y una maquinaria compleja, aumenta la desconexión entre los electores y los candidatos.
A pocos días de concluir la inédita campaña para las elecciones del Poder Judicial, la incertidumbre y el desencanto crecen.
Aunque formalmente se habla de una elección democrática, numerosos expertos y actores involucrados coinciden en que, en realidad, no hay una competencia real. Se vota, pero no se elige.
La suerte echada desde el inicio para muchos aspirantes
Arturo Espinosa, director del Laboratorio Electoral, advierte una realidad preocupante: de los aproximadamente 3 mil aspirantes a cargos judiciales, muchos “tienen la suerte echada desde el inicio”.
La estructura del proceso está diseñada para que un gran número de candidatos no tengan verdaderas oportunidades. En sus palabras, “los están mandando a la guerra sin fusil”, enfrentándose a reglas y un modelo electoral que los desfavorece desde el principio.
Desproporción en candidaturas y desigualdad en la competencia
Una de las causas principales radica en la gran desproporción en el número de candidaturas para los puestos vacantes.
Espinosa explica que, por ejemplo, hay 201 aspirantes que prácticamente tienen cero posibilidades de ganar, mientras que otros 133 parecen tener “la toga al cuello”, es decir, casi asegurada la posición. Esto se debe en parte a un sistema que privilegia el voto corporativo, el acarreo y el voto gremial, dejando de lado la equidad y la competitividad real.
La complejidad del proceso y su impacto en el electorado
Además, la campaña ha sido desbordante en inequidad de recursos y visibilidad, lo que genera un escenario más desigual. La complejidad del proceso no ayuda: en las boletas aparecerán hasta 300 candidatos, de los cuales los ciudadanos deben elegir alrededor de medio centenar para diversos cargos.
Espinosa señala que analizar a fondo a cada candidato tomaría a un votante promedio entre 10 y 20 horas, una tarea inviable que condena a emitir un voto poco informado.
Conclusión: Urge una reforma profunda
Esta “elección” judicial, hecha al vapor, con escasos recursos y una maquinaria compleja, aumenta la desconexión entre los electores y los candidatos. El resultado es un proceso con poca competencia y un voto que no refleja plenamente la voluntad informada de la ciudadanía.
Como defensor público con maestría y candidato, puedo afirmar que la necesidad de reformar y transparentar este sistema es urgente para que, realmente, se elija justicia y no solo se vote por nombres en una lista interminable.