A medida que se acercan las elecciones presidenciales en Venezuela , programadas para el próximo 28 de julio, una sombra, producto de la guerra sucia del gobierno actual contra la oposición, se cierne sobre el país.
Esta situación comenzó a gestarse hace al menos tres años, cuando la dictadura de Nicolás Maduro, que manipula a su antojo al Tribunal Supremo Nacional, decidió inhabilitar a la líder opositora María Corina Machado.
Después de esto, el siguiente paso fue bloquear el voto de los venezolanos que lograron emigrar, con el objetivo de evitar que apoyen a la coalición “Plataforma Unitaria Democrática”.
La guerra sucia del gobierno de Maduro no favorece el panorama electoral
De los 4 millones de ciudadanos elegibles en el extranjero, el régimen socialista solo permitirá que 69 mil, o incluso menos, participen en el proceso electoral. Esta estrategia busca no solo disminuir los votos de la oposición, sino también desmoralizar a los electores y evitar que el apoyo a la oposición crezca significativamente gracias a los votos del exterior.
Sin embargo, esta maniobra podría haberle salido mal al gobierno de Maduro , pues, aunque pensaron que inhabilitar a Machado resolvería sus problemas, el remedio resultó peor que la enfermedad.
El candidato sustituto, Edmundo González, ya aventaja a Maduro por más de 40 puntos en las encuestas más recientes. “Vamos a ganar un país de respeto, en el que todos son tomados en cuenta y nadie se impone sobre otro”, declaró González en un reciente mitin.
Más estrategias contra la oposición
Ante esta situación, la dictadura ha optado por una nueva estrategia: cerrar negocios y tomar represalias directas en contra de los ciudadanos que apoyen la campaña de González y la oposición.
En este punto, cabe resaltar que todo esto ocurre en un país donde la mayoría de la población vive con el equivalente a 5 dólares mensuales, mientras su presidente, ferviente opositor del imperialismo y la oligarquía, presume sin reparo su nuevo celular de más de 1,700 dólares.
"¿Ustedes quieren un presidente títere de los apellidos y la oligarquía?”, cuestiona Maduro a la población, sin reparar en las contradicciones de su discurso.
De momento, la tensión sigue en aumento, y el futuro de Venezuela pende de un hilo en medio de estas turbulentas elecciones que culminarán al final de este mes.