Su nombre es Lyubov Morekhodova, tiene 77 años y patina más de 8 kilómetros sobre el lago más profundo y antiguo del mundo para ir a trabajar: el Baikal al sur de Siberia en Rusia.
Con las manos en la cintura da un paso firme y seguro sobre el hielo cristalino y lleno de rayas, porque más allá de vivir de su pensión prefiere seguir activa.
Sus patines, cuenta, fueron fabricados por su padre y los usó por primera vez en el año 1943, justo cuando la Segunda Guerra Mundial provocaba caos y miedo. Morekhodova es originaria de Shara-Togot ulus y aprendió a patinar a los 7 años.
Debido a que el río Baikal está congelado durante los cinco meses que dura el invierno, ya está más que acostumbrada a deslizarse por el hielo para ir de compras, moverse a otro lugar, guiar a su ganado o mantener reluciente su granja con gatos, perros y hasta toros.
Desde temprano esta mujer que dedicó parte de su vida a la ingeniería en tecnología está más que lista para comenzar un nuevo día.
Y pese a la muerte de su esposo, ella prefiere pasar el resto de su vida en casa y recibir a su familia en el verano.
