Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubren 17 entierros bajo una casa de Xochimilco, pertenecientes a por lo menos dos distintas épocas. Este hallazgo demuestra la transición paulatina de la práctica funeraria mesoamericana, a la cristiana; es decir, los cambios en los ritos fúnebres que impusieron los conquistadores tras la caída de Tenochtitlán.
La mayoría de estos entierros data del Posclásico Tardío (entre los años 1350 y 1521 de nuestra era), pero también hay del periodo Colonial Temprano, poco después de la caída de México-Tenochtitlán. El descubrimiento se realizó en un terreno de 630 metros cuadrados, donde se proyecta la construcción de un local comercial, en el Barrio San Pedro Tlalnáhuac.
Según Mara Abigail Becerra Amezcua, coordinadora de este salvamento arqueológico, y sus colegas Hussein Amador Palacios y Areli Recoba Guarneros, las osamentas fueron localizadas en un patio que conectaba dos conjuntos habitacionales, en un espacio que se mantuvo sin cambios hasta el siglo XIX.
La Conquista impuso sus costumbres
Además, las osamentas están dispuestas de oriente a poniente, y de norte a sur, y fueron colocadas en posición decúbito dorsal flexionado (posición fetal), acorde al rito mortuorio de Mesoamérica.
Lo que resulta llamativo para Hussein Amador, es que los dos entierros del periodo Colonial Temprano ya fueran depositados de forma extendida, es decir, a la usanza cristiana; sin embargo, a la la altura de sus hombros se les dispuso la clavícula de otros esqueletos, a modo de ofrenda. “Esta característica, y el hecho de que fueran inhumados en su hogar, revela que la transición a la práctica funeraria cristiana fue paulatina, persistiendo ciertas ideas de la cosmovisión mesoamericana”.
Es decir, en esta zona alejada de la capital mexica, la adopción de las nuevas prácticas funerarias vinculadas a los conquistadores tardó más en llegar, a pesar de que Xochimilco fue conquistada el 15 de abril de 1521.
Entre los 17 entierros destaca un individuo adulto, con una ofrenda de un pendiente labial (bezote) de obsidiana y una vasija de la loza, lo que indica que este personaje tenía cierto estatus social.
Pocos cambios a lo largo de los siglos
El equipo de arqueólogos considera que a lo largo del tiempo, los habitantes de esta casa realizaron pocos cambios a su estructura, “manteniendo prácticamente la misma disposición espacial desde el periodo Posclásico Temprano” (900-1350 d.C.).
El vestigio más antiguo hallado en la casa estaba a dos metros de profundidad y corresponde precisamente a este periodo, el cual coincide con la etapa del dominio Culhua en la Cuenca de México, como lo explica Mara Becerra Amezcua, especialista de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA).
Las evidencias demuestran el esfuerzo de los primeros habitantes por mejorar el terreno natural; esfuerzos dirigidos al control de las aguas bajas del lago de Xochimilco, y al mantenimiento de las áreas chinamperas para cultivo y recuperación de recursos lacustres para consumo.
El siguiente estrato detectado y analizado por los arqueólogos, corresponde al Posclásico Tardío. De este periodo se conservan restos de los dos conjuntos habitacionales, así como un tlecuilli o fogón.
Según Becerra Amezcua, el registro de materiales cerámicos y de piedra hallados en la excavación, indican que durante dicha época, una parte de la vivienda estuvo destinada a actividades cotidianas referentes al aprovechamiento del lago y las chinampas.
Y recuerda que Xochimilco fue un asentamiento sometido a los mexicas, a quienes proveía de productos agrícolas y otros bienes.
Infraestructura contra las inundaciones
Los arqueólogos también encontraron muros de contención, pequeñas plataformas y levantamiento de pisos continuos, colocados para renivelar los espacios por las constantes inundaciones de la zona, cercana a la ribera del lago de Xochimilco. Dichos vestigios demuestran los esfuerzos de los pobladores por evitar la inundación de su hogar.
Debido a que los espacios habitacionales se extienden a otros predios, no se ha determinado la extensión total de los conjuntos habitacionales; pero según el INAH, el hecho de que hayan mantenido la misma función hasta el siglo XIX, permitió explorar con libertad el antiguo patio, un área abierta de donde se encontraron los entierros.
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Fue hasta el siglo XX cuando se construyó una nueva casa, de la que se tienen fechadas dos ocupaciones.
Mara Becerra explica que las excavaciones están por concluir para dar paso a la obra. Aunque podría haber otros hallazgos. Pero eso sí, se solicitará la modificación de algunos aspectos del proyecto constructivo, para proteger los vestigios.
El estudio inició hace tres meses en este predio que se ubica cerca del Centro Deportivo Xochimilco. Fue necesaria la intervención del INAH, “debido al alto potencial arqueológico del lugar, que forma parte de la poligonal declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, así como de la Zona de Monumentos Históricos de la alcaldía”.
Dicho proyecto es impulsado por la Secretaría de Cultura, y es encabezado por especialistas del DSA del INAH.
