(Reuters) - Cientos de manifestantes se concentraron el miércoles en el centro de Varsovia y en otras ciudades de Polonia, después de que el gobierno anunciara que hará efectiva la decisión del Tribunal Constitucional que prohíbe la interrupción de los embarazos en los que se detectan defectos fetales.
La sentencia del 22 de octubre provocó semanas de protestas en todo el país, predominantemente católico, obligando al gobierno conservador del partido Ley y Justicia (PiS) a retrasar su aplicación.
El gobierno se centrará ahora en la asistencia a los padres de niños discapacitados, dijeron las autoridades, aunque el PiS y sus predecesores han sido acusados por los críticos de no hacer lo suficiente en ese sentido.
“El Estado no puede seguir quitando una vida sólo porque alguien esté enfermo, discapacitado o tenga mala salud”, dijo el legislador del PiS Bartlomiej Wroblewski.
Las nuevas restricciones alejan a Polonia de la corriente europea. El PiS, que está en el poder desde 2015, ha aplicado varias medidas respecto a las políticas de nacimientos, como poner fin a la financiación estatal de la fecundación in vitro.
Polonia acaba de prohibir el aborto (era legal) en todo su territorio.
— Matias Mowszet (@MatiMow) January 28, 2021
Mantuvo sólo las causales de violación y peligro para la vida de la persona gestante.
Hay protestas en todo el país. pic.twitter.com/SOuAXaL0M5
“Ningún gobierno respetuoso con la ley debería respetar esta sentencia”, dijo a periodistas Borys Budka, líder del mayor partido de la oposición polaca, el centrista Plataforma Cívica.
El acceso al aborto ha disminuido incluso sin restricciones legislativas, ya que cada vez más médicos se niegan a practicarlo por motivos religiosos, por lo que muchas mujeres buscan someterse a los procedimientos en el extranjero.
Una vez que la sentencia entre en vigor, los abortos sólo se permitirán en casos de violación e incesto, y cuando la vida o la salud de la madre estén en peligro. Los médicos que practiquen abortos ilegales en Polonia enfrentan una pena de cárcel.
“Esta sentencia idiota no impedirá los abortos”, dijo Cezary Jasiński, de 23 años, frente al edificio del Tribunal Constitucional en el centro de Varsovia. “Pero para cada mujer que experimentará dolor a causa de esta sentencia, o se verá obligada a dar a luz a un niño con síndrome de Down, ellos (los jueces del tribunal) tendrán la culpa”.