En el corazón de la Sierra Tarahumara, Chihuahua , se llevó a cabo una carrera que desafió los límites del cuerpo humano y exaltó el espíritu indomable de las mujeres y hombres Rarámuris. Durante tres días, estas guerreras de pies ligeros, junto a corredores de talla internacional, se enfrentaron a la colosal Barranca de Sinforosa, conocida como la “reina de las barrancas”, en una prueba de resistencia y determinación sin precedentes.
El alba del sábado marcó el inicio de esta travesía épica. A las cuatro de la mañana, los primeros valientes, entre ellos Roberto Abraham, un Rarámuri de 51 años, originario de Shuni y tricampeón de la carrera, se preparaban para conquistar los 100 kilómetros que les esperaban. El calor del sol, que ya comenzaba a asomar por el horizonte, prometía hacer aún más ardua la batalla contra la imponente naturaleza.
“Pies ligeros” estuvieron presentes e la reina de las barrancas
Un total de 1500 atletas, provenientes de diferentes rincones de México y del mundo, se unieron a este desafío. Entre ellos destacaban los Rarámuris, conocidos por su conexión ancestral con la tierra y su capacidad innata para correr descalzos, con sus tradicionales huaraches, por las escarpadas montañas.
La carrera se convirtió en un ballet de pies ligeros y corazones fuertes. Los competidores serpenteaban por los senderos pedregosos, sorteando barrancos y ascendiendo cumbres, impulsados por una fuerza interior que parecía provenir de la propia tierra.
“Pies ligeros”, como se les llama a los Rarámuris , demostraron una vez más su dominio del terreno, moviéndose con agilidad y precisión sobre las rocas y la tierra suelta.
Tras horas de intensa competencia, bajo el aire enrarecido de la sierra, los primeros corredores comenzaron a llegar a la meta. El segundo competidor en cruzar la línea de meta en la ciudad de Guachochi, Chihuahua, hizo sonar la campana, anunciando el final de su travesía personal y la inminente llegada de las heroínas Rarámuris.
Desde las alturas, se podía observar a los competidores emergiendo de la barranca de Sinforosa, exhaustos pero victoriosos. Sus rostros, marcados por el esfuerzo físico y la satisfacción del deber cumplido, reflejaban la fortaleza y el espíritu indomable que caracteriza a las mujeres Rarámuris.
La carrera por la barranca de Sinforosa no fue solo una competencia deportiva, sino una oda a la resistencia humana, un homenaje a la conexión profunda con la naturaleza y una celebración del espíritu indómito de las mujeres Rarámuris .
En este evento épico, las “Pies ligeros” demostraron al mundo su capacidad para superar cualquier desafío, dejando una huella imborrable en la historia del deporte y en la memoria de todos aquellos que presenciaron su hazaña.