12 de julio (Notimex).- En México, la Ley Federal del Trabajo dicta que todos los empleados del país tienen derecho a un periodo vacacional de 6 días al año.
Junto a los 9 días de asueto oficial marcados por el gobierno y otros periodos adicionales que algunas empresas otorgan a sus colaboradores, las personas tienen alrededor de 2 semanas cada año para descansar, relajarse y olvidarse de las labores de la oficina. Sin embargo, las costumbres de las personas al momento de planear y tomar sus vacaciones han cambiado con el paso del tiempo.
Project: Time Off concluyó en un estudio que las nuevas generaciones toman cada vez menos vacaciones en comparación a los colaboradores de mayor edad.
Mientras los baby boomers en promedio utilizan casi 20 días de relajación cada año, la generación X toma 18 y los millennials únicamente 15. Además, conforme a un análisis realizado por la consultora especializada en investigación de mercado y tendencias Trendsity, estos periodos de descanso están cada vez menos relacionados con la comodidad y el ocio. De hecho, ha aumentado el número de personas quienes trabajan incluso en sus días de asueto.
“Ya no está tan clara la diferencia entre ocio y trabajo como años atrás”, asegura Mariela Mociulsky, directora de Trendsity.
Afirma además que “el acceso a tecnología tiene mucho que ver en este proceso donde el límite resulta más difuso”. Gracias a la proliferación de computadoras portátiles, tablets y smartphones, los empleados prefieren darse pequeñas escapadas en lugar de disfrutar periodos largos de vacaciones. Así, alcanzan un balance entre no dejar completamente sus obligaciones profesionales, permitirse un tiempo para alejarse del estrés de la vida cotidiana en la oficina y viajar con mayor frecuencia a lo largo del año.
También las telecomunicaciones y el entorno digital provocan cambios sustanciales en la forma en que las nuevas generaciones toman sus vacaciones.
Gracias a las plataformas tecnológicas en línea, los usuarios pueden realizar investigaciones previas, reservar boletos de viaje, registrar estancias en los hoteles de su preferencia con meses de anticipación e incluso planificar por sí mismos cada elemento del viaje, sin tener conocimiento alguno del lugar antes de comenzar el proceso.
Por esta misma labor de verificación y preparación, la opiniones y reseñas son fundamentales al momento de realizar la decisión de compra.
Pero el elemento más representativo de las vacaciones modernas es la búsqueda persistente de experiencias y vivencias nuevas y emocionantes.
Al contrario de antaño, cuando el confort era el elemento de mayor valor en los periodos de descanso, las personas desean explorar el mundo, conocer otras culturas, practicar deportes extremos o inusuales fuera de lugar de origen y estar en contacto con la naturaleza.
Esto ha ocasionado que surjan miles de opciones turísticas personalizadas, cada una de ellas apuntada a sectores específicos de la población y que conforman un conjunto de alternativas y posibilidades inexistentes hace unas décadas.