Regar las plantas parece una tarea sencilla, pero muchos cometen un error común que, sin saberlo, podría estar matándolas poco a poco. Especialistas en jardinería advierten que esta práctica, tan habitual como equivocada, afecta la salud de las raíces y puede arruinar incluso a las especies más resistentes. ¿Cuál es este descuido tan frecuente?

¿Qué pasa cuando riegas mucho una planta?
Así como no proporcionarle agua a una planta puede ser fatal, excederse en el riego también. Esto provoca que el sustrato se sature y las raíces se asfixien por falta de oxígeno, ya que las raíces también necesitan respirar.
Esta condición se llama asfixia radicular y puede causar pudrición de las raíces, debilitamiento de la planta y la aparición de enfermedades fúngicas que agravan el daño. Los síntomas de exceso de riego incluyen:
- Hojas amarillas o marchitas
- Tallos blandos o ennegrecidos
- Raíces marrones y viscosas
- Suelo permanentemente húmedo o encharcado
- Presencia de hongos en la tierra
Si se riega demasiado, las raíces no pueden absorber nutrientes correctamente y terminan muriendo, lo que lleva a la muerte progresiva de la planta.
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¿Cómo revivir una planta con exceso de riesgo?
Para recuperar una planta con exceso de agua, es crucial actuar de inmediato, aunque no siempre sea posible salvarla, especialmente si el daño es extenso o la especie es muy sensible al encharcamiento. De acuerdo a información del portal Verdecora, esto es lo que se debe hacer:
- Extraer la planta con cuidado: Saca la planta de la maceta con delicadeza para no dañar las raíces. Retira la tierra mojada que esté pegada a las raíces usando un trapo seco o papel absorbente, que deberás cambiar si se empapa, y deja que las raíces respiren durante 12 a 24 horas.
- Evaluar las raíces: Observa el color y estado de las raíces. Las raíces sanas son blancas o claras, mientras que las negras o blandas indican pudrición.
- Desinfectar la maceta: Lava y esteriliza la maceta con alcohol o cloro para eliminar hongos o bacterias que puedan afectar la planta en el futuro.
- Aplicar fungicida: Usa un fungicida para prevenir o eliminar hongos que suelen aparecer tras el exceso de riego. Lo ideal es aplicarlo mientras las raíces se secan y antes de trasplantar.
- Trasplantar con sustrato nuevo y bien drenado: Cambia la tierra por un sustrato aireado y con buen drenaje para evitar que se acumule agua. No uses fertilizantes hasta que la planta muestre signos claros de recuperación.
- Regar solo cuando la tierra esté seca: Después del trasplante, riega solo cuando el sustrato esté seco al tacto para evitar volver a saturar las raíces.