El yoga es una práctica que brinda múltiples beneficios para el bienestar integral, siendo uno de los ejercicios más suaves y accesibles que puedes incorporar a tu vida. Además de mejorar la postura, promueve una mayor flexibilidad y coordinación, y ayuda en el control del peso. Con esto en mente, es esencial resaltar una de las posturas más provechosas: el estiramiento del “músculo del alma”, el cual deberías empezar a incluir en tu día a día de ahora en adelante, a continuación te cuento por qué.
¿Cuáles son los beneficios del estiramiento del “músculo del alma”?
Cada postura del yoga está diseñada para beneficiar específicamente a ciertos músculos y, en general, mejorar el estado físico y emocional de las personas. En esta ocasión, me centraré en el estiramiento conocido como la postura del lagarto, que se enfoca en trabajar el músculo psoas ilíaco, también llamado el “músculo del alma”.
Este músculo es tan poderoso que algunos lo relacionan con las emociones, ya que juega un papel crucial en la estabilización durante actividades como caminar o correr. Además, es el único que conecta las vértebras lumbares con las piernas, lo que resalta aún más su importancia en la movilidad y el equilibrio del cuerpo.
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¿Cómo hacer la postura del lagarto?
Para realizar la postura de lagarto, es recomendable tener una esterilla que te brinde comodidad y estabilidad durante los estiramientos. Una vez que tengas todo a la mano, sigue estos sencillos pasos:
- Comienza en la posición de cuatro apoyos, luego dobla una pierna y coloca el pie a la altura de las manos.
- Al exhalar, baja la rodilla de la pierna que está atrás hacia el suelo, manteniendo el talón elevado para apoyarte en la punta de los pies.
- Asegúrate de que la pierna delantera quede fuera de los brazos y recuerda respirar lenta y profundamente mientras miras al frente con el pecho abierto.
- Mantén la espalda relajada, evitando encorvarla o arqueada.
- Sostén esta postura por ocho segundos y, con el tiempo, puedes aumentar la duración a 20 segundos.
- Después, regresa la pierna adelantada a su posición original, descansa unos segundos y repite el ejercicio con la otra pierna.
Al integrar esta práctica de yoga en tu rutina, experimentarás notables beneficios, como un aumento gradual en tu flexibilidad. También notarás cómo se estiran los músculos de las caderas, ingles, muslos y caja torácica, lo que contribuirá a mejorar tu coordinación y optimizar tu respiración.