En su tercer día de actividades, el papa Francisco ofrece una misa ante 90 mil personas en el Centro Deportivo Municipal de San Cristóbal de las Casas.
Esta es la primera visita de un Papa al estado de Chiapas. El templete donde oficia la misa fue creado como una réplica de la Catedral de San Cristóbal, las escalinatas de la pirámide de Palenque e imágenes de las cascadas de Agua Azul.
El Santo Padre no usó el tradicional incensario de bombillas plateadas al inicio de la misa, sino un sahumerio indígena de barro. Tras bendecir el altar, comunidades indígenas participaron leyendo en sus propias lenguas.
El Evangelio, tomado del capítulo 25 de San Mateo, es leído en lengua Tzeltal ante la atenta mirada del Papa y de toda la comunidad indígena que asiste a la misa.
El papa Francisco comenzó la homilía en Tzotzil: “La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma”.
Francisco condenó el despojo y contaminación a las tierras de los pueblos indígenas perpetrados por personas “mareadas por el poder, el dinero y las leyes del mercado, instó a hacer un examen de conciencia y aprender a decir ¡Perdón!”
Durante su sermón, el Santo Padre defendió las riquezas culturales de los pueblos originarios y reconoció el anhelo de esas comunidades a vivir en libertad, en una tierra donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente.
El mundo de hoy, preso del pragmatismo, necesita reaprender el valor de la gratuidad, añadió. “Perdón, perdón mis hermanos”, repitió el Papa a la comunidad indígena mexicana y demás países vecinos.
