Una familia cubana creía que los tiempos difíciles estaban por acabarse cuando un tribunal de inmigración en Charlotte, Carolina del Norte, Estados Unidos, les programó hace un año una audiencia para analizar su caso. Sin embargo, problemas administrativos que se escaparon de sus manos impidieron que se pudieran presentar y los deportaron a su natal Cuba.
Todo comenzó cuando Guillermo Picos, el padre de familia, ingresó a Estados Unidos cruzando la frontera con el estado de Arizona junto a su esposa y su hijo pequeño. En ese entonces, solicitaron asilo, pero se los negaron. Pese a eso, pudieron quedarse en el país, bajo libertad condicional, y se les asignó una fecha en la que debían presentarse ante un tribunal de inmigración para que se decida su caso.
Todo aparentemente iba normal. De hecho, Picos había conseguido un empleo de conductor de taxi, su esposa empezó a trabajar en una empresa que se dedica al envío de remesas y su hijo ingresó a estudiar a la escuela secundaria. Además, tenían todos los papeles que debían presentar en regla y una abogada que les ayudó con todo su caso.
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Pero todo cambió de la noche a la mañana y en su día más trascendental.
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La razón por la que deportaron a la familia cubana en Estados Unidos
El problema surgió cuando el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) programó una entrevista, que parecía ser de rutina, para el mismo día que ellos tenían su audiencia, lo que impidió que llegaran a tiempo a la segunda cita y no hubo marcha atrás en el proceso de deportación.
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El periódico digital 14 y Medio explicó que el ICE les notificó su expulsión del país y que debían hacerlo en menos de 24 horas. En Carolina del Norte los subieron a un avión hacia Miami y de ahí hasta Cuba, junto con otras 58 personas.
La abogada de los deportados espera que las autoridades puedan conocer su caso y darles una nueva oportunidad de regresar a Estados Unidos.
