Una pequeña isla en Estados Unidos, que esconde uno de los Parques Nacionales más extraordinarios, es de las menos visitadas por turistas, requiere pasaporte para ingresar, incluso si eres estadounidense, y queda más cerca de Australia que del continente americano. ¿De qué lugar se trata y cómo llegar?
La isla Tutuila, en Samoa Americana, es el único territorio de EU habitado al sur del Ecuador, que cubre siete islas y atolones del Pacífico Sur. Este lugar paradisíaco obliga a todas las personas que arriben (independientemente si son o no ciudadanos de EU), a pasar por el control de documentos y la aduana, convirtiéndolo en el único destino que pide credenciales para los residentes dentro de la región norteamericana. Sin embargo, los pocos viajeros que acuden van por una razón en particular: su naturaleza y el fastuoso parque nacional.
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¿Cómo se llega a la isla Tutuila y qué se puede hacer allí?
El aeropuerto de Tutulia solo cuenta con dos vuelos dentro y fuera de la isla por semana, que se realizan lunes y jueves, y su costo promedio ronda en los 1,000 dólares saliendo desde Honolulu, Hawái, que son aproximadamente 2,600 millas (4,100 kilómetros). La lejanía y el valor para acceder a ella hacen que la mayoría de los turistas que arriban a esta comunidad sean personas consideradas “aventureras”.
El Parque Nacional de Samoa Americana fue creado en 1988 y cubre 13,500 acres (5,400 hectáreas) de tierra y mar en tres islas: Tutuila, Ta'ū y Ofu. Es uno de los parques menos visitados de Estados Unidos, con solo 12,135 visitantes en el 2023, según las estadísticas de visitas del Servicio de Parques Nacionales para sus más de 400 sitios, donde el más concurrido de la lista fueron las Grandes Montañas Humeantes, en la frontera de Tennessee y Carolina del Norte, con más de 13 millones de personas.
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Por otro lado, también existe “Fa’asamoa”, o “el Camino de Samoa”, que distingue la naturaleza receptiva de la isla. Como parte de la cultura más antigua de la Polinesia, este camino es el conjunto de valores familiares y comunidades tradicionales. De hecho, la presencia de lo territorial es tal que el acceso a las playas públicas es casi inexistente, y las costumbres locales exigen que cualquier visitante pida permiso a los aldeanos antes de acceder a la mayor parte de la costa.
