Donald Trump regresó este lunes a la presidencia en Estados Unidos y ahora las iglesias de Houston se encuentran en una encrucijada al enfrentar la posibilidad de que agentes de inmigración ingresen a sus espacios sagrados. Esto debido a la reciente y polémica eliminación de la política de "lugares sensibles" por parte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, sigla en inglés).
Esto alarma especialmente a las comunidades inmigrantes y a sus líderes religiosos, dado que sin esta norma las detenciones a cargo del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) en iglesias, escuelas y hospitales serán una realidad. Conoce los detalles de esta creciente tensión por las políticas de Trump.
La eliminación de los "lugares sensibles" que dictaminó Trump
Desde que Trump asumió en el cargo, su administración endureció inmediatamente las políticas migratorias. Esto afecta directamente a los 1.6 millones de inmigrantes indocumentados en Texas, de los cuales un tercio residen en Houston.
Así viven los migrantes la situación en la frontera con EUA
La eliminación de la política de "lugares sensibles", que anteriormente protegía iglesias, escuelas y hospitales de operativos de ICE, generó especial temor entre los inmigrantes. En diálogo con El Paso Matters, el obispo de Mark Seitz criticó duramente esta medida, al calificarla como una acción que siembra un miedo innecesario en las comunidades durante momentos clave de sus vidas.
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Mientras tanto, líderes locales como Alain Cisneros, de la organización FIEL, buscan informar a las congregaciones latinas sobre sus derechos y fomentar el diálogo entre los pastores para proteger a sus miembros.
Pastores divididos ante las medidas de Trump
Sin embargo, no todos los líderes religiosos comparten la misma postura. Muchos pastores latinos conservadores, que votaron por Trump, inicialmente descartaron la posibilidad de redadas en iglesias al creer que estas medidas no afectarían a espacios religiosos.
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Por otro lado, la llegada de Joe Vásquez, recién nombrado para liderar la arquidiócesis de Galveston-Houston, podría marcar un cambio significativo en el apoyo a los inmigrantes. Este obispo, conocido por su defensa de los derechos de los inmigrantes, supervisará a más de 2 millones de católicos en la región, lo que les da una esperanza a las comunidades.
