Santa Teresa de Jesús, la gran doctora de la Iglesia

Santa Teresa de Jesús, también conocida como Santa Teresa de Ávila, fue una monja, mística y escritora española reconocida. Aquí te hablaremos sobre ella.

Por: Rodrigo León | TV Azteca Digital
Especiales a más + 7.2
Compartir
  •   Copiar enlace
Santa teresa de jesús
Crédito: Getty Images/Leonardo Sasseron

Santa Teresa de Jesús, beatificada a poco más de treinta años de su muerte (1614), junto a San Juan de la Cruz es considerada como la mayor mística experimental cristiana y una de las grandes maestras de la vida espiritual de la iglesia. Conoce lo que fue de esta gran mujer querido por muchos devotos.

A Cada Quien Su Santo | Eres milagrosa Santa Teresita

[VIDEO] Víctor es un hombre gruñón que le acaban de detectar cáncer nuevamente, él ya no quiere luchar por erradicar la terrible enfermedad, hasta que conoce a una pequeña niña.

¿Quién fue Santa María de Jesús?

Nacida en Ávila, una ciudad española, el 28 de marzo de 1515. Fue la tercer hija del matrimonio que tuvo su padre Alonso Cepeda con su madre Beatriz Ahumada. Creció en un ambiente sumamente religioso y sus padres siempre buscaron inculcarle la lectura, pues vivía una sociedad analfabeta; tanto ella, como su hermano Rodrigo, eran aficionado de leer sobre la vida de los Santos, mismo hecho que hizo interesarse demasiado en la iglesia, pues supieron que los que ofrecen el amor a Cristo reciben un gran premio en el cielo.

Su madre murió cuando ella apenas tenía 14 años, hecho que la deprimió bastante y su refugio fue la devoción a la Santísima Virgen, a quien le rogaba con muchas lágrimas que la aceptara como hija suya. Tuvo un pequeño cambio, donde ella misma revela que comenzaba a pintarse y buscaba parecer coqueta, hecho mismo que la hacían sentir triste y desilusionada por lo que estaba haciendo con su vida.

A los 15 años, su padre la metió a estudiar como interna en el Colegio de Hermanas Agustinas de Ávila, donde tuvo que volver a casa después de año y medio gracias a que enfermó. En 1535, huyó de su casa para dirigirse al convento de la Encarnación, en 1537 hizo su profesión.

Después de estar enferma se encomendó a San José para que le consiguiera la gracia de la curación, e inesperadamente recobró la salud. Gracias a ese hecho, toda su vida se encargó de ser una gran propagadora de la devoción a San José.

Se dice que Teresa tenía un gran encanto personal, una simpatía impresionante, una alegría contagiosa, y una especia de instinto de agradecimiento que le llevaba a corresponder a todas las amabilidades, la empatía hacia su persona comenzó a ser enorme.

Teresa tuvo dos ayudas importantes para crecer en santidad: su gran inclinación a escuchar sermones, que aunque fueron largos y cansados, tenía una gran su devoción por grandes personajes celestiales. Ella rezaba frecuentemente a dos grandes convertidos: San Agustín y María Magdalena. Para imitar a esta santa que tanto amó a Jesús, se propuso meditar cada día en la Pasión y Muerte de Jesús, y esto la hizo crecer mucho en santidad.

Santa Teresa escribió algunas obras que se han hecho realmente famosas; su autobiografía titulada “El libro de la vida"; “El libro de las Moradas” o Castillo interior; texto importantísimo para poder llegar a la vida mística. Y “Las fundaciones: o historia de cómo fue creciendo su comunidad”. Estas obras las escribió en medio de mareos y dolores de cabeza

Murió el 4 de octubre de 1582 en Alba de Tormes. Fue beatificada por Paulo V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622 y proclamada doctora de la Iglesia por Pablo VI en 1970. Fue la primera mujer a la que se le concedió ese título.

Te puede interesar: San Expedito, el patrono de las causas justas y urgentes

Oración a Santa Teresa de Jesús

Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de Tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mi también, te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas, aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado por todos los hombres.

Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios, la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor, porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre. Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios, que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios.
Amén.

También te puede interesar: Él es San Ivo, el famoso patrono de los abogados

DISFRUTA LA SEÑAL DE TV AZTECA
×