El inicio de la aventura empieza antes de arrancar.
La llave inteligente abre la puerta con un toque y el asiento del conductor te recibe exactamente como lo dejaste. Tu copiloto conecta el teléfono y la playlist de “Roadtrip otoño” inunda las 8 bocinas como si la M4 ya supiera que hoy toca cantar todo el camino.
En la segunda fila, los abuelos se acomodan como si fueran en primera clase: asientos tipo capitán con calefacción, ventilación y una mesa plegable que hace sentir el viaje más cómodo que el sillón de la casa. Mientras tanto, los niños corren directo a la tercera fila, reclinan asientos 40:60 y empiezan la clásica pelea por la ventana con la mejor vista.
El camino se convierte en parte del destino.
Un toque al botón y el techo panorámico abre paso a cielo, nubes y ese aroma a libertad que solo se vive en carretera. La M4 arranca suave, casi en silencio, con sus 195 HP listos para responder sin dramas. En modo ECO, el tanque de 55 L rinde como si el viaje fuera eterno.

Pero cuando la carretera se pone divertida, basta cambiar a Sport desde el volante multifunción: curvas que se sienten seguras, baches que dejan de ser problema y una suspensión que parece trabajar solo para que todos viajen relajados. Los niños ni se enteran; siguen dormidos abrazando a sus peluches.
En plena ruta, una moto aparece de sorpresa. La alerta de tráfico cruzado se enciende y el sistema frena suave, sin sustos. Un “¿ves? el coche cuida de nosotros” confirma que la M4 no solo acompaña: también protege.
Las paradas se vuelven recuerdos.
Llegan a un mirador. La cajuela eléctrica se abre sola con un gesto del pie y de ahí salen sillas plegables, la hielera y ese juguete que “tenía que venir”. Los niños corren, los abuelos se acomodan con su café y tú tomas una foto que ya sabes dónde va a terminar: en un marco del comedor.
La M4 queda en el fondo de la foto, blanca, brillante, como diciendo: “solo hice mi trabajo: traerlos hasta aquí.”
Y al regreso, nadie quiere bajarse.
El sol se oculta y las luces LED iluminan el suelo como si desplegaran una alfombra mágica. Los niños duermen, los abuelos tararean y por un momento todo queda en silencio… del bueno.
Ese silencio que guarda abrazos, promesas y planes para el próximo puente.

La M4 no solo transporta.
Acompaña. Une. Crea recuerdos.
7 pasajeros. 195 HP. FWD. Pantalla de 10.25”.
Pero, sobre todo, un espacio donde las historias familiares nacen sin planearse.
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Tu próxima aventura ya tiene rumbo.







