El fin de semana de Franco Colapinto en Imola estuvo lleno de altibajos. El joven piloto argentino de Alpine, en su debut como titular en la Fórmula 1, cumplió con lo que muchos esperaban de él: experiencia y aprendizaje. Sin embargo, a pesar de completar la carrera, Colapinto no pudo evitar un frustrante déficit de rendimiento con su monoplaza, lo que le impidió aprovechar su ritmo en la pista.
El gran problema para Colapinto vino después de un manejo impresionante de los neumáticos blandos. A pesar de las condiciones complicadas y la competitividad del circuito, el argentino se mostró sólido, estirando el uso de sus gomas para llevar su estrategia de una sola parada en pits a la perfección. Pero, como suele ocurrir en la Fórmula 1, el destino le tenía preparada una trampa.
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Un Virtual Safety Car que echó todo a perder
“Todo iba bien, hasta que llegó el Virtual Safety Car”, explicó Colapinto entre la frustración y la resignación. “Había hecho un stint largo con la goma media y el ritmo estaba increíble, comparado con cuando usábamos las duras. Pero después del cambio, llegó el VSC, y eso realmente nos mató", comentó el piloto de Alpine, dejando claro que el cambio de estrategia se vio completamente arruinado por ese imprevisto.
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Supporting @FranColapinto after his first race 🤯
— BWT Alpine Formula One Team (@AlpineF1Team) May 18, 2025
Thanks, Team for the love 🫶 pic.twitter.com/p81JsZwjlZ
El déficit de motor y la falta de potencia
Lo que podría haber sido un día brillante terminó con la sensación de que el destino no estuvo de su lado. Sin embargo, la verdadera lucha de Colapinto no solo fue con los elementos inesperados de la carrera, sino también con el déficit de potencia de su motor. Alpine, con la unidad de potencia Renault, sigue sintiendo la falta de fuerza frente a rivales como Aston Martin, que usa el motor Mercedes.
“Es complicado adelantar y con el déficit de motor que tenemos, en carrera especialmente, se vuelve muy difícil”, afirmó Colapinto, reconociendo que la diferencia de potencia con otros equipos le impidió hacer avanzar su coche cuando tuvo la oportunidad. Su batalla con Lance Stroll fue el ejemplo perfecto de su frustración: “Intenté pasar, pero él se alejaba en la recta. Pasaba a tres décimas y no podía acercarme más”.