Un estudio de la Universidad de Reading encontró que los ácaros que viven en la cara podrían ser los primeros animales en dejar de ser parásitos para volverse simbiontes del cuerpo humano, causando cambios en su comportamiento, como el aparearse mientras las personas duermen.
Este es el primer estudio sobre los ácaros que viven en la cara llamados Demodex folliculorum (Acari), publicado en la revista Molecular Biology and Evolution.
Alien from outer space? Meet your best friend and neighbor: Demodex Folliculorum. This cute guy lives on your face. pic.twitter.com/bix0ksLZLp
— Antonio Paris (@AntonioParis) August 29, 2018
Los autores de la investigación encontraron que este tipo de ácaros, que viven además de la cara, en las pestañas y los pezones, sobreviven con un número mínimo de genes y esto causó cambios en su comportamiento.
La investigación detalla que debido a que estos ácaros existen de forma aislada sin amenazas externas y sin encontrarse con ácaros que tengan otros genes causó que se volvieran en organismos simples que sobreviven con tres músculos, además se han adaptado a la vida protegida que tienen en los poros de la cara.
“La pérdida de genes esenciales de reparación del ADN y la falta de exposición a posibles parejas que pudieran añadir nuevos genes a su descendencia puede haber encaminado a D. folliculorum a un callejón sin salida evolutivo y a una posible extinción”, explicó uno de los autores del estudio, Andrés Moya.
Ácaros de la cara se aparean mientras la persona duerme
El estudio encontró que además de tener pocos genes, solo tienen apéndices bucales para recoger comida que es la grasa de la piel y no son capaces de producir melatonina para estar activos por la noche, sustancia que toman de la cara de las personas para aparearse mientras estas duermen.
Por este comportamiento sus órganos reproductores se desplazaron hacia adelante y ahora los machos poseen un pene que sobresale de la parte delantera hacia arriba para que se coloque debajo de la hembra y copule mientras la pareja se aferra al pelo humano.

Este estudio también demostró que los ácaros sí tienen ano y contradice a otras investigaciones que sostenían los ácaros al no tenerlo acumulaban las heces durante su vida y las liberaban al morir, causando una inflamación de la piel, por lo que se les atribuyó muchas enfermedades cutáneas de forma errónea.