En la ciudad de São Paulo, Brasil, la violencia volvió a tener como blanco a una farmacia, esta vez por un producto cada vez más codiciado: las inyecciones adelgazantes. De acuerdo con informes policiales, dos delincuentes armados irrumpieron en el establecimiento, sometieron al personal y sustrajeron decenas de dosis de medicamentos inyectables utilizados para perder peso.
Las cámaras de seguridad captaron el momento en el que los asaltantes obligan a los trabajadores a entregar sus pertenencias, así como el acceso a la zona refrigerada, donde estaban almacenados los productos.
Tras consumar el robo, los sospechosos huyeron en un vehículo robado, pero su intento de escape fue frustrado cuando chocaron a pocas cuadras del lugar. Posteriormente, fueron detenidos por la policía, que confirmó que los implicados eran menores de edad.
El Ozempic, un objetivo recurrente en los robos
Este incidente no es un caso aislado. En los últimos meses, Brasil se ha convertido en uno de los epicentros del robo de medicamentos adelgazantes, especialmente Ozempic, Wegovy y Saxenda, todos ellos inyectables utilizados para el tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2.
Los criminales buscan estas inyecciones debido a su alto valor en el mercado negro. Una sola caja puede alcanzar precios entre 700 y 1,100 reales brasileños (equivalentes a 120-190 dólares), en un país donde el ingreso promedio mensual ronda los 300 dólares. Esta realidad ha incentivado a grupos delictivos a dirigirse específicamente a farmacias, en busca de estos fármacos que requieren refrigeración especial.
El fenómeno ha transformado la operación cotidiana de muchas farmacias de São Paulo. En varios establecimientos, guardias armados custodian las entradas, y las zonas donde se almacenan los medicamentos refrigerados están bajo estricta vigilancia. El farmacéutico David Fernando, víctima de un asalto similar en febrero de este año, reveló que su negocio ha sido robado tres veces por los mismos productos.
¿Cuál es la pena por robo en Brasil?
Según el Código Penal brasileño, el robo calificado con uso de arma de fuego puede ser castigado con penas que van de 4 a 10 años de prisión, además de una multa. Si el delito involucra violencia, amenazas, o pone en peligro la vida de las víctimas —como ocurrió en este caso—, las penas pueden extenderse hasta los 15 años, especialmente si los responsables son parte de una organización criminal.
En este caso particular, al tratarse de menores de edad, los implicados serán procesados bajo el Estatuto del Niño y del Adolescente (ECA), que prevé medidas socioeducativas en lugar de prisión formal, aunque los antecedentes podrían marcar su historial en el sistema judicial juvenil.
