A 17 días de la tragedia en el puente de la Concordia, en Iztapalapa, donde la volcadura e incendio de una pipa de gas dejó un saldo de al menos 30 muertos, las historias de los sobrevivientes emergen como un testimonio de resiliencia y una exigencia de justicia. Una de ellas es la de Kevin, un joven de 19 años cuya madre, Coral, califica su recuperación como un verdadero “milagro”.

Mientras la cifra de personas hospitalizadas se mantiene en 14, la familia de Kevin, un joven padre que ahora lucha por recuperarse en un hospital del sur de la CDMX, pide que el caso no quede impune.

“Estoy todo quemado": El mensaje de voz de Kevin minutos después de la tragedia

El “miércoles más oscuro” en la vida de Kevin quedó registrado en una serie de mensajes de texto desesperados que envió a su madre mientras se encontraba envuelto en el infierno del estallido. Ese 10 de septiembre, iba en camino a recoger a su hija a la escuela.

“Ayúdenme, chocaron, explotó algo, estoy todo quemado, estoy todo quemado, mamá. Estamos aquí por los puentes de Santa Marta”. Su madre, Coral, no vio los mensajes de inmediato. Fue su otra hija quien los leyó y alertó a la familia, iniciando una búsqueda desesperada. Kevin había sufrido quemaduras en la cara, cuello, manos y espalda.

El “milagro” en el hospital tras el flamazo en el Puente de la Concordia

Hoy, casi un mes después, Coral acompaña a su hijo y es testigo de lo que ella no duda en llamar un milagro. “Está evolucionando superbien”, compartió para Fuerza Informativa Azteca (FIA).

A pesar de la gravedad de sus heridas, Kevin ya camina y platica con su mamá. Su evolución ha sido tan positiva que es candidato a unos parches especiales que ya le fueron colocados, y al parecer, no necesitará someterse a injertos de piel.

“Que no nos dejen solos": La exigencia de justicia

Con la recuperación de Kevin en marcha, la principal preocupación de su madre ahora es la justicia. Coral confía en que se le repare el daño, pero su mayor temor es que el caso se olvide y los responsables evadan sus obligaciones con las víctimas.

“Que la tragedia de Iztapalapa no se vaya al archivo muerto”, suplicó. Su petición es clara y directa a las autoridades y a la empresa responsable: que no los dejen solos y que los culpables no “se vayan a arreglar ellos y después nos dejen fuera”.

El camino de Kevin en el hospital todavía será largo y su vuelta a la normalidad se antoja lejana, pero su milagrosa supervivencia se ha convertido en el motor de una familia que hoy no solo lucha por su salud, sino también para que la tragedia no quede en el olvido.