Durante cuatro años, Hernán Bermúdez Requena fue el rostro de la seguridad en Tabasco. Aplaudido por Morena y respaldado públicamente por su amigo y jefe político, Adán Augusto López Hernández, fue considerado un ejemplo de eficacia en el combate al crimen. Sin embargo, hoy enfrenta serios señalamientos de haber mantenido una “pax narca” en el estado, administrando la violencia en lugar de combatirla.

Las denuncias contra el llamado “Comandante H” no son nuevas, pero ahora toman fuerza con los testimonios de exagentes y especialistas en seguridad que lo acusan de operar con fines políticos y criminales.

“Capturaba a quien incomodaba": acusan manipulación de cifras y pactos en Tabasco

Uno de los testimonios más contundentes es el de Raúl Jerónimo Amaya, exagente estatal despedido tras denunciar corrupción en la corporación. Según él, Hernán Bermúdez capturaba a “peces pequeños” para aparentar resultados, mientras desde la Secretaría de Seguridad Pública se coordinaba el control del crimen.

Además, asegura que la llamada Barredora, un grupo armado supuestamente creado para eliminar a un líder huachicolero, terminó expandiendo su poder por todo el estado, ejerciendo violencia selectiva bajo el aval de Bermúdez.

Violencia en aumento y silencio político en Tabasco

Durante la gestión de Hernán Bermúdez, Tabasco vivió uno de sus picos más altos de violencia: cerca de 900 asesinatos en un año, un aumento del 250%, motines en cárceles, ataques a comercios y actos de narcoterror. Todo mientras, según los denunciantes, las autoridades guardaban silencio o eran cómplices.

El abogado Luis Enrique Mendoza, experto en seguridad, señala que tras la supuesta ruptura entre Bermúdez y los grupos criminales con los que pactaba, la violencia se disparó, confirmando la teoría de un “acuerdo” previo.

¿Y los otros responsables de la violencia en Tabasco?

Los señalamientos no solo apuntan a Bermúdez. También acusan corresponsabilidad política de Adán Augusto López, del interino Carlos Merino —hoy director de Aeropuertos—, y de funcionarios y legisladores que han ocupado cargos clave desde el sexenio de Arturo Núñez.

“Requena no actuó solo. Lo protegieron. Lo sabían. La mesa de seguridad lo sabía”, afirma Jerónimo Amaya, quien también recuerda que los Guacamaya Leaks ya habían revelado información crítica que fue ignorada por las autoridades.