Juan Pedro Franco, el mexicano que en 2017 se convirtió en el hombre más obeso del mundo, murió este lunes 29 de diciembre en Aguascalientes a los 41 años de edad.
El hombre ganó notoriedad hace ocho años, cuando su nombre apareció en el Libro Guinness de los Récords por alcanzar un peso cercano a los 595 kilos. Con el paso del tiempo y gracias a su resiliencia, logró reducir gran parte de su peso y llevar una vida más saludable.
¿De qué murió el hombre más obeso del mundo?
En 2017, Juan Pedro Franco pesaba cerca de 600 kilos, suficientes para entrar al récord Guinness como la persona más obesa del planeta . Sin embargo, este “título” llegó acompañado de complicaciones graves de salud.
Llevaba más de siete años prácticamente inmóvil, sufría comorbilidades severas y dependía totalmente del cuidado de otros. Pero su historia cambio gracias al doctor José Antonio Castañeda, especialista en cirugía bariátrica, quien decidió intervenirlo con una manga gástrica y luego un bypass gástrico; logrando así que Franco redujera más del 49 % de su peso inicial.
Pese a esto, el mexicano se contagió de COVID-19 en 2020, que implicó un riesgo altísimo dada su condición física y sus enfermedades previas, incluyendo hipertensión, diabetes, linfedemas y EPOC.
Lamentablemente, todos estos problemas llevaron a que en 2025 muriera a causa de una infección renal, a pesar de haber reducido su peso a 182 kilos, lo que le permitió recuperar parte de su movilidad.
Obesidad en México: un problema de salud pública en 2025
Aunque las papitas son una botana muy deliciosa, la realidad es que México ocupa uno de los primeros lugares del mundo en obesidad infantil y juvenil.
En 2025, cerca del 18 % de niños y adolescentes de 5 a 19 años padecen obesidad, cifra que se ha duplicado desde 2000 y supera el promedio de América Latina.
Ante esto, expertos señalan que este problema no es solo una cuestión de alimentación, sino de condiciones médicas, entorno social y acceso a tratamientos especializados.
Casos como el de Franco ponen en evidencia la necesidad de políticas de salud más efectivas, porque más allá del récord, el joven enfrentó durante años intervenciones que, aunque le cambiaron la vida, también le dejaron secuelas físicas.
