Uruguay, Paraguay e Islas Canarias, al frente de energías limpias
El mundo necesita de transformaciones en las que se obtiene la energía, Uruguay, Paraguay y las Islas Canarias van a la adelantera en energías limpias.
El planeta Tierra que compartimos agota sus reservas minuto a minuto y nos obliga al desafío de plantear modelos sustentables de generación de energías limpias.
Este proyecto de la Alianza Informativa Latinoamericana reúne tres buenos ejemplos de cambio en la matriz energética hacia un sistema renovable y sustentable: los parques eólicos de Uruguay, las represas abundantes de Paraguay y la fusión perfecta de ambos modelos en las Islas Canarias.
Uruguay es el segundo país del mundo con mayor incorporación de energía eólica en su matriz energética, una política pública que trascendió gobiernos y que tiene los parques eólicos como principal novedad únicamente superado por dinamarca y encima de potencias mundiales en la materia como alemania, reino unido, suiza, Holanda, Bélgica o Australia.
“En Uruguay hay 43 parques eólicos como este que producen un tercio de la energía que se consume en el país y el año 2020 fue un hito porque por primera vez la energía eólica superó a una energía hidráulica”
La implementación de energías limpias en Uruguay no solo es favorable desde el punto de vista ambiental, ya que la ecuación económica es muy positiva. Desde su puesta en funcionamiento desde el año 2007 y hasta 2019 los parques eólicos contribuyeron a un ahorro de 744 millones de dólares.
Represas dotan de energía limpia a Paraguay
En Paraguay, según los especialistas existen plenas condiciones para la producción de energías limpias, la matriz paraguaya está compuesta por un 76 % de energía renovable, lo cual está integrado por poco más del 40% de hidroenergía y 34% de energía biomasa, a ello debe sumarse un 24% de la energía proveniente de los hidrocarburos.
Las Islas Canarias son un ejemplo perfecto, ya que su propia geografía permite que convivan en un mismo sistema los molinos eólicos y la generación de energía hidroeléctrica.
Es una fórmula aparentemente sencilla, ya que se sirve de cinco aerogeneradores, no hacen falta más en una isla de 268 kilómetros cuadrados. También de una central que convierte la fuerza del agua en energía, una estación de bombeo para elevar el agua del mar previamente desalada y por último esos dos depósitos imprescindibles en una isla sin ríos.
Y las cuentas en el hierro salen para satisfacer el consumo de sus 11 mil habitantes. Las maquilas renovables consiguen cubrir la mitad de la demanda dual y hay días que cubren la totalidad.