México, 21 de mayo.- Luego de la caracterización de muestras de sangre de niños sanos y con cáncer ocular infantil, un grupo de científicos mexicanos identificaron nuevos biomarcadores que podrán ayudar a un diagnóstico oportuno de este tipo de cáncer denominado retinoblastoma.
Noé Valentín Durán Figueroa, profesor investigador en la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología (UPIBI) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), explicó que el objetivo de este trabajo en el que participa es generar una herramienta de diagnóstico temprano que sea mínimamente invasiva.
Los integrantes de este equipo de investigación multidisciplinario e interinstitucional que comparó las muestras, lograron identificar seis micro RNA, ácidos ribonucleicos, que podrían servir como herramienta para el diagnóstico oportuno.
El retinoblastoma es una enfermedad de difícil diagnóstico de manera temprana y ello agrava el impacto a la salud de los niños.
Cuando ellos llegan al hospital es porque reportan síntomas serios y muchos de esos casos acaban en la extirpación del ojo.
Por esta razón, el propósito de esta investigación que contó en una primera etapa con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) es generar una herramienta que ayude a detectarlo en etapas tempranas.
En este estudio científico participó también la doctora Verónica Ponce Castañeda, del Hospital Centro Médico Nacional Siglo XXI, quien como parte de su trabajo habitual a lo largo de diez años, recolectó muestras de plasma de niños sanos y niños con la enfermedad.
“Esas muestras las comparamos en busca de unas moléculas llamadas micro RNA muy pequeñas —21 nucleótidos de tamaño— que actualmente son utilizadas como biomarcadores para el cáncer”, explicó Durán Figueroa en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
De acuerdo con el investigador, el trabajo de comparación de las muestras se dividió en tres etapas: la purificación de las muestras; la caracterización masiva de los micro RNA, utilizando una técnica de microarreglos que les arrojó la totalidad de las moléculas presentes en el plasma de niños enfermos; y validación de datos.
La última etapa consiste en la validación de los datos para demostrar que algunas de esas moléculas realmente tienen importancia como biomarcadores para realizar un diagnóstico temprano.
“Ese es nuestro principal hallazgo hasta el momento, pero un segundo resultado interesante que obtuvimos es que gracias a esos posibles candidatos dimos un paso hacia el entendimiento de la fisiología del retinoblastoma, es decir, entender a nivel molecular cómo se comporta ese tipo de cáncer”, destacó Durán Figueroa.